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Pensamos juntos, en cuarentena

Viernes, 28 de agosto de 2020 00:00

Hay sociedades que deciden hacerle frente a la adversidad y que confían en sus propios recursos para salir de las contingencias. Son las llamadas comunidades resilientes, las que se reinventan en tiempos de crisis, se adaptan a los cambios, creen en el bien común y buscan sin descanso soluciones a las tragedias que les toca vivir.

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Hay sociedades que deciden hacerle frente a la adversidad y que confían en sus propios recursos para salir de las contingencias. Son las llamadas comunidades resilientes, las que se reinventan en tiempos de crisis, se adaptan a los cambios, creen en el bien común y buscan sin descanso soluciones a las tragedias que les toca vivir.

Ese instinto de supervivencia que surge desde cualquier sector de la sociedad: instituciones sociales, deportivas, religiosas, estatales o privadas, coloca en el centro de la vida comunitaria una piedra angular sobre la cual edificar en pos de los intereses comunes.

En este sentido, Salta ha iniciado su propio proceso de recuperación en medio de la grave crisis sanitaria que vivimos, a través de conversatorios virtuales abiertos y gratuitos, iniciativa surgida de manera independiente pero simultánea desde las dos universidades provinciales, UNSa y Ucasal.

Desde el 5 de agosto, la Facultad de Ingeniería de la UNSa, a través de zoom, convoca a expertos, científicos, investigadores y funcionarios de diferentes áreas a un análisis y debate sobre "Cómo Salta atraviesa la pandemia". Por su parte, la Ucasal realiza cada quince días por Webinar un conversatorio sobre "Educación, tecnología e innovación".

Con las aulas vacías y fuera del claustro universitario, un grupo de personas decide crear un espacio virtual donde lo trascendente sigue siendo transmitir conocimientos, la búsqueda de otras verdades y respuestas a los nuevos interrogantes que nos plantea la pandemia.

Y cuando esto ocurre, nos hace pensar que en todo ello obran la ética, la empatía y una indeclinable vocación docente, valores sin los cuales la tecnología sería un simple objeto o un concepto abstracto.

Notamos que las respuestas a la incertidumbre que atravesamos comienzan a aparecer desde sectores que tienen una genuina empatía con las preocupaciones sociales; personas comprometidas con la profesión y con la ciencia que -sin pedir nada a cambio- dedican tiempo, organización, trabajo y estudio a los asuntos que más sensibilizan a la población: educación, salud física y mental, industria, seguridad, comercio, economía, turismo, ciencia, sociología y demás temas de interés.

Pero mayor aún es el orgullo, al comprobar que algo similar está ocurriendo a escala mundial: un grupo de académicos y científicos, junto con la New York University, crearon la "Colaboración Internacional COVID-19 en Psicología social y moral" (ICSMP, siglas en inglés) con el objetivo de reunir académicos de todo el mundo para examinar los factores psicológicos que subyacen en el comportamiento humano en el contexto de esta pandemia.

Un esfuerzo internacional sin precedentes, está siendo impulsado por los mismos valores que inspiraron las acciones de ambas universidades salteñas: generar una plataforma de conocimientos que pueda servir como bien público, a la comunidad científica y a los gobernantes.

Hasta la fecha, más de 200 investigadores recopilaron datos de más de 44.000 ciudadanos en 67 países. Están operando bajo un modelo de ciencia abierta donde todas las medidas y datos serán compartidos y estarán disponibles para trabajos secundarios luego de su publicación.

Sociedades resilientes

Habiendo transcurrido casi seis meses desde el primer día de cuarentena, al tiempo en el que empezamos a comprender lo que nos sucede desde entonces, surge la idea de este intercambio que busca algunas certezas, lo que no es poco en medio de tanta incertidumbre.

Se trata de alentar el desarrollo de ideas y sobre todo, urge encauzar la ansiedad, la angustia y las tendencias destructivas que recrudecen en tiempos de crisis, frustración e incertidumbre.

Por ello decimos que la resiliencia es la capacidad de superar el infortunio, que tiene un componente biológico e instintivo, la necesidad de autorrealización, de conservación de la especie y de su cultura; utiliza la experiencia y la vivencia actual para hacer una evaluación en tres tiempos: pasado, presente y diseño de estrategias para el futuro.

Gracias a este comportamiento que es individual y se hace social, solidario, inteligente y proactivo, la humanidad ha logrado reconstruir ciudades enteras después de las guerras y desastres naturales, mientras los pasos agigantados de la ciencia hicieron posible la supervivencia a las peores enfermedades.

La mejor manera de salir adelante es generar espacios habitados por la voluntad de superar el infortunio, donde se promueva la confianza en los propios recursos y se pongan a prueba las competencias y habilidades humanas.

Un ejemplo local -el de ambas universidades- y otro a nivel global, la ICSMP, dan cuenta de cuánto más se puede hacer, en el país y en el mundo, cuando las acciones no están mediadas por el cálculo político ni el analfabetismo emocional de gobernantes incapaces de comprender de manera integral lo que vive la sociedad que deben gobernar.

­Cuánto más y mejor para todos resultan las acciones concretas! Sin el cóctel de mezquindad y de pereza que sólo enriquece al narcisismo, a la militancia y a los amigos, mientras sistemáticamente empobrecen a generaciones enteras sin clemencia.

Y con las mismas recetas de siempre.

Conversatorio virtual 

Un conversatorio es una invitación a pensar, un espacio que busca conectarse con la sociedad, abrir las puertas del conocimiento y difundirlo, impedir que la cuarentena encierre el saber, salir de la visión parcial o sesgada de la realidad; promover la participación al debate abierto y multidisciplinario para abarcar la complejidad del problema de la manera más amplia posible. 

Un conversatorio virtual es una invención, la de adecuar los recursos disponibles - como la tecnología - para crear un “salón de conferencias digital” donde pensar soluciones a los problemas que sacuden a nuestra provincia y al mundo entero y hacer circular el conocimiento entre los miembros de la comunidad. 

Experiencia inédita

Desde marzo hasta hoy vivimos sin descanso el acoso del COVID 19, a merced del aumento o disminución de su propagación, a expensas del conteo de infectados y pendientes de los avances científicos sobre un tema que se ha vuelto central y casi único en todas las conversaciones.

Hoy vemos más diáfanamente conexiones y disfunciones de todo el sistema y la tarea ahora es poner en común qué condiciones propician esos círculos virtuosos y generan más resiliencia en nuestras sociedades. 

Cuestionarnos cómo y hacia donde nos dirigimos, que fórmulas generan mayor bienestar, cómo salir de la contingencia, repensar nuevas formas de vinculación social, son preguntas ambiciosas.

Algunas tienen respuestas y otras seguirán siendo motivo de futuros conversatorios.

¿Por qué hacemos esto? pregunto. Y responden desde las universidades: “Porque no es sólo la formación técnica lo que nos preocupa, sino la integridad, la formación humana y ética de los individuos y su constante incidencia en el contexto social”. 
A través de este gesto, ambas instituciones promueven un espacio donde se pone en práctica la capacidad de resiliencia comunitaria y en éste caso - afortunadamente - nos toca a los salteños.

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