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La "maquinita" de emitir no explica la inflación

Jueves, 02 de diciembre de 2021 00:00

Los economistas del establishment y la prensa formadora de la opinión pública que difunde masivamente sus ideas han instalado desde hace tiempo la creencia de que la financiación del Estado con emisión monetaria es la causa fundamental de la inflación argentina y va con destino a sostener el gasto público primario. Sin embargo, esta visión de que en principio toda impresión de billetes es inflacionaria y como tal es tratada despectivamente con la imagen de la "maquinita" (referida solo a la máquina de imprimir billetes, no a la de imprimir deuda, que es muchísimo mayor) no se corresponde con la realidad empírica en nuestro país.

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Los economistas del establishment y la prensa formadora de la opinión pública que difunde masivamente sus ideas han instalado desde hace tiempo la creencia de que la financiación del Estado con emisión monetaria es la causa fundamental de la inflación argentina y va con destino a sostener el gasto público primario. Sin embargo, esta visión de que en principio toda impresión de billetes es inflacionaria y como tal es tratada despectivamente con la imagen de la "maquinita" (referida solo a la máquina de imprimir billetes, no a la de imprimir deuda, que es muchísimo mayor) no se corresponde con la realidad empírica en nuestro país.

Un concepto erróneo

El fenómeno inflacionario del que se han escrito ríos de tinta y sobre cuyos aspectos teóricos no pretendemos entrar aquí es un fenómeno multicausal de la economía, pero desde el punto de vista específicamente financiero se traduce en una disparidad entre los medios de pago (la cantidad de moneda) y la riqueza producida o crecimiento económico de un país.

El monetarismo tradicional aplica una interpretación reduccionista de la teoría cuantitativa de la moneda según la cual toda emisión monetaria tiene efectos inflacionarios. Estrictamente hablando, ello no es así porque el efecto inflacionario de la emisión de dinero no lo determina el origen (la impresión de billetes en sí misma) sino el destino de dicha emisión (especulación y arbitraje entre tipos de cambio y tasas de interés versus crédito productivo).

Este criterio distorsivo de la realidad prima, sin embargo, entre los organismos y los economistas internacionales y locales ligados al poder de los capitales financieros, que actúan en conflicto de intereses porque están directamente interesados e involucrados en el sistema de las deudas públicas perpetuas que rigen en la Argentina y el mundo, cuyo lema práctico es "no emitan dinero para financiar el déficit fiscal sino que emitan deuda, pagando interés" (soslayando que los servicios de esa deuda -esencialmente, los intereses- son la principal causa del gasto del Estado y a la vez causa de inflación).

Con el agravante de que quienes prestan ese dinero sin capacidad de repago, los capitales financieros, locales y transnacionales, lo hacen fijando unilateralmente las tasas de interés y las condiciones bajo las cuales los países deudores toman dicho endeudamiento.

Los economistas del establishment voceros de la teoría del endeudamiento perpetuo son los que cumplen la función de difundir tales ideas para beneficio de esos fondos especulativos, y lo hacen bajo el estribillo de no emitir moneda sino vivir pidiéndola prestado según el "dogma de la necesidad de capitales financieros externos por falta de fondos locales y de la deseada inserción de la argentina en el mundo como supuesta panacea del desarrollo", ideas-eje ambas que constituyen el prerrequisito del esquema dentro del que opera a nivel planetario la globalización financiera.

El caso argentino

Desde hace 40 años en la etapa contemporánea del endeudamiento del Estado en que vivimos la Argentina está metida en un trampa insoluble de deuda pública perpetua: nuestro país toma sistemáticamente deuda de imposible cumplimiento, renovando hasta el último centavo los vencimientos de capital de los pasivos existentes a medida que se van produciendo, tomando continuamente nuevas deudas y aumentando con ello el stock de los pasivos y sobre todo de las cuotas de servicio por intereses, que son la ganancia de los prestamistas.

Porque el verdadero objetivo del prestamista usurero, lo hemos dicho mil veces, no es que el deudor le pague sus deudas sino, por el contrario, que no se las pueda pagar nunca, porque con ello consolida el sistema perpetuo de servidumbre financiera vía intereses.

Pero este esquema de dominación financiera no puede sostenerse sin la participación y complicidad de los gobiernos de turno que hacen posible este esquema de reendeudamiento permanente del Estado. Y dentro de este proceso la emisión monetaria juega un rol central. Dentro de tal sistema, el Banco Central de la República Argentina es el organismo gubernamental que tiene a su cargo la política financiera del estado monetaria, cambiaria y bancaria y su función básica ha devenido en nuestro tiempo la de fijar y regular las condiciones favorables a los acreedores bajo las cuales tanto el Ministerio de Economía como el propio BCRA tengan que contraer y/o renovar dicha modalidad de la deuda pública como mecanismo perpetuo. Con el agravante que hoy el BCRA no solo maneja en forma paralela las condiciones de su propio endeudamiento -endeudamiento denominado "cuasi - fiscal", porque no está en cabeza del Tesoro sino en la suya-, sino que a la vez constituye una boca de endeudamiento tanto o más gravosa que la del Ministerio de Economía.

Una operatoria que ha venido creciendo en forma totalmente desproporcionada e inmanejable por parte del BCRA hasta convertirse actualmente en una sangría financiera imparable más gravosa incluso que la del Gobierno Central.

La realidad del BCRA

El BCRA tiene en la actualidad (31.10.2021) reservas internacionales brutas por US$42.800 millones (= $ 4,3 billones). Se trata del principal rubro del activo del Banco, ya que los títulos públicos en cartera US$63.200 millones, más los adelantos transitorios del BCRA al Tesoro por otros US$13.600 millones, suman en total US$ 76.800 millones

Estos activos del Banco por títulos públicos, sin embargo, no son representativos de la verdadera liquidez y solvencia de la institución porque están contabilizados a valor nominal y no a valor real o posible de mercado, y porque las reservas netas y disponibles, según como se las calcule estarían, hoy solo entre US$5.500 - 4.500 millones (incluyendo los DEG del FMI) y US$ 1.500 millones, es decir, en un nivel irrelevante o prácticamente nulo en relación a sus reservas teóricas. Y ello es producto de un desequilibrio estructural en la posición financiera básica del BCRA porque a irrealidad del valor de los activos se une un sobreendeudamiento extraordinario del Banco, por pasivos remunerados de corto y cortísimo plazo.

La sangría de los intereses 

La “bola de nieve” de Leliq y pases pasivos conlleva efectos financieros demoledores como pasivos remunerados del BCRA. Como las tasas de interés nominales que el BCRA paga a los bancos tenedores de Leliq y pases pasivos es de 38% y 36,5 % anual, respectivamente, el Banco tendría en la actualidad intereses a pagar de unos US$34.000 millones por año.
El BCRA paga unos US$ 1.000 millones de intereses por mes, al contado, y el gran resto lo capitaliza por anatocismo (capitalización de los intereses de una cantidad prestada).

Conclusiones

El dinero que emite el BCRA se refleja en dos grandes rubros del Estado: la base monetaria y los pasivos remunerados.
a) La base monetaria es actualmente de tres billones de pesos (US$ 30.200 millones) y ha registrado un aumento acumulado en el corriente año (hasta octubre de 2021) de $539.000 millones 
b) El stock actual de Leliq y PP suma $ 9,2 billones (US$ 92.000 millones): el triple de la base monetaria.
c) En el acumulado del año 10 meses el total de Leliq y Pases se ha incrementado en $3,1 billones. En conjunto, 6 veces el aumento de la base monetaria
La gran mayoría de la emisión monetaria durante el corriente ejercicio fue absorbida o rescatada por el mismo BCRA vía Leliq/PP pagando altísimos intereses.
Del monto total emitido hoy existente, un cuarto quedó formando parte de la base monetaria y los otros tres cuartos ($9,2 billones) están retenidos por el propio Banco como deuda de corto-cortísimo plazo y devengando altas tasas de interés (son el 25 y el 75 % respectivamente). 
Dicho de otro modo: que el BCRA está emitiendo dinero que en definitiva termina aumentando la deuda pública cuasifiscal del propio Banco (!): un absurdo financiero que constituye en la práctica un megasubsidio al sistema especulativo bancario y con ello al sostenimiento del sistema de endeudamiento perpetuo.
Hoy el principal destino de la emisión monetaria del BCRA es doble: el pago de intereses de la deuda pública del Tesoro por medio del dinero que el BCRA le presta al efecto al gobierno nacional y el pago de intereses para atender su deuda propia por los intereses de los pasivos remunerados de Leliq y PP.
Se trata del mayor subsidio que otorga el Estado a través del pago de las tasas de interés más altas del mundo y que potencia así las ganancias del sector especulativo Bancario, local e internacional, que opera dentro de la Argentina.
Es allí, al endeudamiento fiscal y cuasifiscal del Estado, donde va a parar la gran mayoría de la tan denostada emisión monetaria del BCRA y no al gasto público primario.
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