Tal como el juez de Garantías de Tartagal, Nelso Aramayo, les había prometido el martes, un grupo de un centenar de aborígenes se agolpó ayer una vez más a las puertas de la Ciudad Judicial de Tartagal para recibir la ayuda destinada a ellos y que fue incautada a una concejal y una defensora.
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Tal como el juez de Garantías de Tartagal, Nelso Aramayo, les había prometido el martes, un grupo de un centenar de aborígenes se agolpó ayer una vez más a las puertas de la Ciudad Judicial de Tartagal para recibir la ayuda destinada a ellos y que fue incautada a una concejal y una defensora.
Como se sabe, el escándalo se convirtió en la comidilla de todos los noticieros del país, dado que una hermana acusó a las otras dos de quedarse con la ayuda humanitaria que reciben el Tartagal para destinar a las comunidades más pobres del Chaco salteño, y también de vender esos bienes.
Pero los aborígenes fueron informados al mediodía de que el juez no se encontraba en su despacho y que no los iba a poder atender hoy.
El informante fue el fiscal rafael Medina, quien también actúa en la causa.
Ante esa situación los naturales decidieron quemar gomas en señal de protesta, por lo que densas humaredas ganaron la calle pasadas las 13.
De todas formas, lo habitantes del Chaco salteño, que llevan tres días de espera infructuosa, decidieron acampar a la entrada del Poder Judicial norteño para presionar por una solución hasta hoy.