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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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El ciclo de la violencia

Viernes, 19 de marzo de 2021 02:46

El fenómeno de la violencia de género es una de las formas a través de las cuales se pretende perpetuar el sistema de jerarquías impuesto por la cultura patriarcal: el objetivo radica en ejercer control y dominio sobre la mujer para conservar o incrementar el poder del varón en la relación de pareja.

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El fenómeno de la violencia de género es una de las formas a través de las cuales se pretende perpetuar el sistema de jerarquías impuesto por la cultura patriarcal: el objetivo radica en ejercer control y dominio sobre la mujer para conservar o incrementar el poder del varón en la relación de pareja.

Las mujeres, víctimas de este tipo de violencia, están sometidas a un ciclo compuesto por una serie de comportamientos repetitivos en el tiempo, que se tornan cada vez más intensos y graves, sin distinción de edad, cultura, religión ni escala social.

No es una novedad, pero vale la pena reiterar y difundir el trabajo de investigación de la reconocida psicóloga estadounidense Leonore Walker, que arroja luz sobre el proceso de victimización de la mujer que explica muchas preguntas que se formulan entre la opinión pública respecto de las razones por las cuales la mujer no deja al agresor, por qué no hace o retira la denuncia, cómo llega a convertirse en víctimas o por qué no es consciente de la gravedad de la situación que está viviendo.

A partir de un extenso trabajo de campo, Walker se dio cuenta de que la mujer no es maltratada siempre ni de la misma manera sino que se suceden fases secuenciales, de variada duración y diferentes manifestaciones, que describen lo que se denomina "ciclo de la violencia". Ésta es la teoría hoy más aceptada sobre las dinámicas internas a las relaciones violentas.

Contempla la existencia de cuatro fases que se van sucediendo unas a las otras, lo cual dificulta precisamente que el ciclo se pueda romper. El ciclo puede repetirse infinitas veces:

1§) Fase de calma: La situación está calmada, no se detectan desacuerdos y todo se vive de manera idílica.

2§) Fase de acumulación de tensión: En este estadio, comienzan los pequeños desacuerdos, el agresor se siente cuestionado por su víctima de manera creciente, ocurren incidentes menores de agresión como gritos, sutiles menosprecios, sarcasmo, ira contenida. La mujer evita cualquier conducta que pueda provocar al agresor, trata de calmarlo, tiende a minimizar los incidentes, evita hacer aquello que pueda molestar a la pareja en la creencia de que puede controlar la agresión. El varón se muestra irritable, tenso, se vuelve cada vez más violento, más celoso, incrementando las amenazas y humillaciones hasta que la tensión se vuelve inmanejable.

3§) Fase de explosión o estallido: Es la descarga incontrolable de las tensiones que se han venido acumulando en la fase anterior, hay falta de control y destructividad total, se producen las agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales, ella buscará un lugar seguro para esconderse, hay distanciamiento del agresor. Los agresores culpan a las mujeres de la aparición de esta fase, sin embargo estos tienen control sobre su comportamiento violento y lo descargan selectivamente, en esta fase es cuando ella puede realizar una denuncia o buscar ayuda.

4§) Fase de arrepentimiento o luna de miel: Se caracteriza por un comportamiento cariñoso, de arrepentimiento por parte del agresor, pide perdón, ofrece flores, regalos, promete que no lo hará de nuevo porque cree que la conducta de ella cambiará, la tensión ha desaparecido, ella se siente confiada, se estrecha la relación de dependencia "víctima-agresor". Esta fase, con el tiempo, tiende a acortarse y a desaparecer.

El conocimiento de esta teoría es de fundamental importancia a la hora de reconocer una situación de violencia de género, y darse cuenta por parte de los operadores del sistema de que el retiro de una denuncia no implica necesariamente que haya cesado el riesgo de violencia hacia la mujer.

En nuestra sociedad estamos muy lejos todavía del cambio cultural que es necesario para revertir este flagelo; los hechos, las estadísticas y las experiencias de vida nos muestran que subsiste una tradición machista y patriarcal muy arraigada. Y es en esta subcultura que se alimentan las situaciones de opresión, de dominación, de desigualdad, de descalificación y de incomprensión que afectan a la mujer y dan lugar a la violencia de género.

El primer paso va a estar dado cuando se entienda que la mujer víctima de violencia no debe ser revictimizada con falsos cuestionamientos basados en la ignorancia e incomprensión del fenómeno, sino que debe poder contar con el sostén y apoyo no sólo del Estado sino de las personas allegadas que al darse cuenta de la situación la ayuden a poner fin al terrorífico ciclo en que se encuentran inmersas.

La educación y formación constituyen un eje cardinal en la prevención y eliminación de este flagelo.

En el ámbito del Poder Judicial, no obstante la capacitación continua que realizan las juezas y jueces de nuestra provincia, desde la Asociación de Jueces de Salta creemos que es necesario extender aún más la formación y profundizar el conocimiento de este fenómeno complejo en los diversos ámbitos y formas como se presenta, en el entendimiento de que muchos estereotipos y prejuicios aún hoy son naturalizados y es preciso advertirlos y visibilizarlos. Se trata de un tema urgente y prioritario, que va a abordar la Asociación de Jueces de nuestra provincia a través de espacios de trabajo y análisis que se van a extender a lo largo de este año.

* Presidenta de la Asociación de Jueces de Salta

 

 

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