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La variante Delta es una amenaza grave e inminente

Domingo, 29 de agosto de 2021 01:45

La pandemia no pasó y el virus SARS-CoV-2 permanecerá mucho tiempo entre nosotros. La variante Delta, la gran preocupación actual, tiene mutantes que la vuelven particularmente grave por su enorme capacidad de contagio, porque evade a los anticuerpos neutralizantes que uno generó por enfermedad natural o por administración de vacunas.

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La pandemia no pasó y el virus SARS-CoV-2 permanecerá mucho tiempo entre nosotros. La variante Delta, la gran preocupación actual, tiene mutantes que la vuelven particularmente grave por su enorme capacidad de contagio, porque evade a los anticuerpos neutralizantes que uno generó por enfermedad natural o por administración de vacunas.

Presenta una carga viral 1.260 veces más importante que la variante original, traduciéndose esto en una mayor transmisibilidad de persona a persona.

Todo indica que es muy probable que los casos de contagio con la variante Delta se multipliquen en las próximas semanas y que el virus alcance circulación comunitaria en todo el país. Esto requiere lograr la mayor cantidad de personas vacunadas con ambas dosis y que se avance con la campaña de aplicación de la tercera, empezando por los grupos de riesgo y sin esperar que el paso de las semanas agrave aún más la situación sanitaria.

Muchos de los fallecidos por COVID-19 recientemente eran pacientes que llevaban varios meses internados, y se observa también que el promedio de edad de los nuevos contagiados baja sustancialmente. En todos estos casos se confirma (acá y en el resto del mundo) que las personas que no están vacunadas son más vulnerables al contagio y a los efectos más graves.

La variante Delta obliga a intensificar, entonces, la vacunación completa. En Salta solamente el 23% de los habitantes tiene las dos dosis. Uno de los índices más bajos del país. Y hay cerca de 400.000 vacunas sin aplicar, a pesar de que la campaña invita a todos a acercarse a los vacunatorios. Es imprescindible entender que se trata de una necesidad personal y una obligación con la comunidad.

La Delta no será, seguramente, la última variante. Pero es el peligro inminente.

Las promesas de campaña no deben transmitir irresponsablemente un optimismo que no es genuino. Lo que llamamos "olas" son mutaciones y estas no se frenan con nuevas decisiones represivas e inútiles. Pero tampoco se va a controlar al virus con el abandono de las medidas de precaución y sin la disciplina de los ciudadanos.

A nivel nacional la campaña sanitaria ha sufrido un enorme déficit de profesionalismo, especialmente de parte del Ministerio de Salud de la Nación. Si las consecuencias no fueron peores, esto se debe a los sanitaristas argentinos, profesionales médicos, enfermeros o asistentes, que actuaron con abnegación y solvencia, a pesar de la magra retribución económica que reciben.

Hasta el viernes, oficialmente, se registraban en la Argentina 111.270 fallecidos, de 5.167.733 contagiados. Con una de las tasas de testeo por millón de pacientes más bajas de Latinoamérica, es de suponer que están subestimados los contagios. Solamente el 30% de la población se ha aplicado las dos dosis.

La salud pública de los próximos años deberá regirse por un criterio de prevención, tomando en cuenta la definición del Premio Nobel 1960, Peter Medawar: "Los virus son un conjunto de malas noticias envueltas en proteína". Frente al coronavirus hará falta vacunar más y mejor. Pero no basta con la vacuna. Las "malas noticias" del virus SARS-CoV-2, el nuevo huésped del planeta, están inscriptas en su genoma, con treinta mil caracteres que le permiten multiplicarse en las células humanas y expandirse por el aire al respirar, toser, hablar o estornudar.

Dejar de usar barbijo, abandonar el distanciamiento social y volver a las viejas costumbres de reuniones en sitios sin circulación de aire será una grave imprudencia. Es imprescindible multiplicar los testeos en toda la población, sea de riesgo o no. Y también se hace perentorio multiplicar la vigilancia genómica, es decir, el estudio de la estructura genética (las letras) de los virus para detectar las variables que circulan y las nuevas mutaciones.

Debido a la ausencia de una mirada científica, la cuarentena destruyó la economía y no evitó una de las mayores tasas de mortalidad por la pandemia en todo el mundo.

Sin esperar a las elecciones, la variante Delta exige un golpe de timón y la toma de decisiones basadas en el conocimiento y la sensatez.

 

 

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