Luego de que Salta diera el puntapié inicial para el regreso de los hinchas a los estadios, ahora el país abre sus puertas desde el 1 de octubre. Pero la pregunta del millón sigue en la nebulosa popular. Quiénes vuelven primero, los hinchas genuinos o los barras que lucran con los clubes, casi siempre en connivencia con la dirigencia.
Luego de varios incidentes en la vuelta del fútbol sin público y hasta una prueba piloto que dejó muchas dudas, cuando el 9 de septiembre pasado la Selección de Argentina recibió a Bolivia por las eliminatorias sudamericanas, en donde hubo “entradas de favor” a las barras de los clubes porteños y hasta incidentes entre los jefes de las barras de Comunicaciones y Lamadrid, la euforia por el regreso a los estadios sigue provocando decepción, justamente en un país en que la decepción y el favoritismo se convirtió en moneda corriente.
Y volveremos a ver a las barras en los estadios. Volveremos a ver los incidentes como en el reciente clásico Racing e Independiente.
Y en Salta, si bien hubo prolijidad en el área de seguridad, puertas adentro se cuestionaron las entradas de favor.
Lamentablemente hay sectores que ni la pandemia logró frenar o cambiar. Y no lo hará. Desde la reventa de entradas, los estacionamientos, la venta de banderas o choripanes, hasta el marketing, sigue siendo para unos cuantos, los mismos que suspenden partidos, los mismos que convierten con violencia a los alrededores de los estadios en algo similar a la Franja de Gaza tras un bombardeo israelí o imponen la ley talibán en Afganistán.
Son los mismos, insisto, en connivencia con la dirigencia, que lograron ahuyentar a las familias de los estadios al contaminar el ambiente de violencia y drogas.
“Se acabó la espera. El fin de semana vuelve la pasión a los estadios del fútbol argentino. ¡Vuelven los hinchas a las canchas”, reza un anuncio que realizó la Liga Profesional de Fútbol en las redes sociales.
Y en medio de tanta euforia habría que esperar los primeros resultados de un aforo del 50% de “socios” y después el retorno de los visitantes, algo que va a dificultar el control a las propias autoridades de seguridad y sanitarias.
No va a haber mucha diferencia entre el fútbol pospandemia y el de la prepandemia.
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Luego de que Salta diera el puntapié inicial para el regreso de los hinchas a los estadios, ahora el país abre sus puertas desde el 1 de octubre. Pero la pregunta del millón sigue en la nebulosa popular. Quiénes vuelven primero, los hinchas genuinos o los barras que lucran con los clubes, casi siempre en connivencia con la dirigencia.
Luego de varios incidentes en la vuelta del fútbol sin público y hasta una prueba piloto que dejó muchas dudas, cuando el 9 de septiembre pasado la Selección de Argentina recibió a Bolivia por las eliminatorias sudamericanas, en donde hubo “entradas de favor” a las barras de los clubes porteños y hasta incidentes entre los jefes de las barras de Comunicaciones y Lamadrid, la euforia por el regreso a los estadios sigue provocando decepción, justamente en un país en que la decepción y el favoritismo se convirtió en moneda corriente.
Y volveremos a ver a las barras en los estadios. Volveremos a ver los incidentes como en el reciente clásico Racing e Independiente.
Y en Salta, si bien hubo prolijidad en el área de seguridad, puertas adentro se cuestionaron las entradas de favor.
Lamentablemente hay sectores que ni la pandemia logró frenar o cambiar. Y no lo hará. Desde la reventa de entradas, los estacionamientos, la venta de banderas o choripanes, hasta el marketing, sigue siendo para unos cuantos, los mismos que suspenden partidos, los mismos que convierten con violencia a los alrededores de los estadios en algo similar a la Franja de Gaza tras un bombardeo israelí o imponen la ley talibán en Afganistán.
Son los mismos, insisto, en connivencia con la dirigencia, que lograron ahuyentar a las familias de los estadios al contaminar el ambiente de violencia y drogas.
“Se acabó la espera. El fin de semana vuelve la pasión a los estadios del fútbol argentino. ¡Vuelven los hinchas a las canchas”, reza un anuncio que realizó la Liga Profesional de Fútbol en las redes sociales.
Y en medio de tanta euforia habría que esperar los primeros resultados de un aforo del 50% de “socios” y después el retorno de los visitantes, algo que va a dificultar el control a las propias autoridades de seguridad y sanitarias.
No va a haber mucha diferencia entre el fútbol pospandemia y el de la prepandemia.