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El “hasta acá llegué” y decirle adiós a la maternidad

En la última década las mujeres han comenzado a postergar la decisión de ser madres. El foco está puesto en la posibilidad de crecer en sus carreras, de lograr una situación económica más estable, de tener otras experiencias de vida antes de la maternidad. Pero la biología sigue su camino y marca un reloj en la etapa reproductiva de la mujer. La ciencia pone a disposición la técnica de congelar ovocitos de alta calidad para cuando se tome la decisión de maternar, pero en la Argentina, la leyes que lo posibilitan  no se cumplen por las obras sociales, y la maternidad se diluye, frente a un costo económico, que a veces, no se puede afrontar. 
Domingo, 13 de noviembre de 2022 16:16

La naturaleza las marca, la sociedad las señala, puede existir un deseo interno de querer tener ese rol y las responsabilidades que implica, pero la naturaleza aplicó su poder en algunas mujeres, y la tan ansiada maternidad nunca llega. 

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La naturaleza las marca, la sociedad las señala, puede existir un deseo interno de querer tener ese rol y las responsabilidades que implica, pero la naturaleza aplicó su poder en algunas mujeres, y la tan ansiada maternidad nunca llega. 

Desde el punto de vista social, cae sobre la mujer la responsabilidad de lograr el embarazo y muchas veces, la crianza de los hijos. En la realidad, si bien esto está cambiando, la responsabilidad genera muchas presiones. La maternidad tiene la figura de un mandato familiar. 

Carina Salas, licenciada en Psicología, hace referencia a estos planteos y analiza que “durante mucho tiempo la maternidad estuvo ligada con el instinto natural. “Es un gran mito que se vinculó a las mujeres. La maternidad tiene que ver con un proceso de construcción y decisión. Esto último quiere decir que las mujeres pueden elegir. Es importante dejar de asociar a la maternidad con un mandato social e indispensable para las mujeres”. Y en esto último, Salas aclara sobre las realidades que hablan de la maternidad.
 
Esta idea de pensar que se trata de un instinto natural, cuando la realidad demuestra que es madre quien realmente lo siente y lo decide. El mandato de un “don sobre natural” para concretar la procreación y saber cuidar del recién nacido, está más que demostrado que es solo un mito.

En este sentido, cuando la psicóloga asegura que se trata de una proceso de decisión, ya sea personal o de la pareja, suma el concepto que además esta resolución no puede ser un ejercicio solitario, que lleve a la mujer a renunciar a otros ámbitos de la vida.

Florencia Herrera, especialista en Tocoginecología (MP 3609), advierte a las mujeres que desde el punto de vista biológico, si hablamos de cuándo es ideal programar o planificar la maternidad, la respuesta es alrededor de los 30. “Teniendo en cuenta que a partir de los 35 años la calidad y el números de los óvulos, comienza a disminuir. Las mujeres menores de 25 tienen grandes chances de lograr embarazos pero no dejan de ser adolescentes, por eso como profesional, si se tiene que recomendar una edad para maternar, es alrededor de los 30, más o menos”, explica la profesional, que también analiza que en los 30, la mayoría de las mujeres ya tienen las condiciones del desarrollo corporal, físico, mental y muchas veces económico porque por lo menos ya hay un trabajo o por lo menos un plan de trabajo. 

La decisión de maternar

“Si tomamos los 30 años como punto de corte, es importante saber que la probabilidad de lograr un embarazo es del 28% por ciclo, y de que ese niño nazca es del 18 a 22 por ciento. Es decir que las mujeres, en nuestra mejor edad reproductiva, las probabilidades de lograr un embarazo por mes son realmente bajas, y que el niño nazca también ya sea por causas maternas o del embrión”, explica la profesional, que desde la biología se advierte el equilibrio que debe darse para poder concretar finalmente un embarazo y un parto. 

Herrera, desde la práctica de consultorio y la realidad que atiende a diario, advierte que la mujer fue postergando la maternidad. “Según las encuestas, los motivos por los que las mujeres tomaron esta decisión es para poder terminar una carrera, tener un desarrollo profesional y económico y el segundo motivo importante es porque no han encontrado la persona con la que desean formar una familia. 

A partir de ahí, a los 38 años es donde se ve que muchas mujeres solas, deciden abordar la maternidad y sus chances se ven reducidas”, agregó. 

Carina Salas, reitera que la maternidad debería ser una elección, sobre todo primando en contexto de pareja o personal. “En la que se pueda construir, y se trabaje para la creación de un apego seguro, de bienestar y amor”, analiza la psicóloga que muestra el escenario de la maternidad decidida.

Florencia Herrera analiza, que la biología pesa en esta decisión. “Los motivos más importantes por los cuales las parejas acceden a los tratamientos de reproducción, son motivos ligados a la edad de la mujer. Hay parejas que logran concretar este deseo, antes. También hay mujeres, menores de 35 que tiene problemas para embarazarse, como dificultades para ovular, enfermedades pelvianas, y obstrucciones en las trompas. No es menor el porcentaje de varones que tiene dificultades para embarazar, que es del 33%”, detalló.

A esta problemáticas, también se está sumando un grupo de parejas con mujeres menores de 35 años que tienen problemas para concretar un embarazo, algunas son personas que se realizaron una ligadura tubarias, y ahora quieren tener otro hijo. 

En otras mujeres, el peso de los cultural y lo social también cuenta y entonces hay mujeres solas, que renuncian al proyecto de maternidad porque lo imaginan en el marco del matrimonio. 
Aquellas que rompen con estos cánones y deciden llevar adelante la maternidad solas, cuando ya superan los 35, ven disminuidas sus posibilidades por la variable edad. A la que además se suma lo que fue pasando con los años, como las enfermedades que tuvo, infecciones, cirugías y esto hace más complejo poder lograr el embarazo”, agregó la tocoginecóloga. 

Estar informados y conocer las opciones 

Cuando, las parejas llegan a esta situación y el factor edad comienza a pesar, es que recién advierten que no fueron informados sobre la posibilidad de congelar los ovocitos, de mejor calidad, para usarlos y concretar el deseo del embarazo. 

Florencia Herrera señala que es necesario que los profesionales adviertan a su pacientes que esta posibilidad y técnica existe. “Los pacientes deben saber que hay  una ley que obliga a las obras sociales a cubrir la criopreservación, pero lamentablemente no la cumplen”, explica la profesional, y agrega que solo se asiste a las mujeres que van a someterse a tratamientos contra el cáncer. 

La profesional hace referencia a la Ley Nº 26.862.

Las técnicas de reproducción asistida son de baja o de alta complejidad. La de baja complejidad es de inseminación intrauterina, que requiere óvulos, trompas permeables y un semen con características que permitan fecundar. Se estimula la ovulación y se insemina el semen previamente seleccionado y capacitado.

Las técnicas de alta complejidad son una inseminación in vitro y el icsi ( inyección intracitoplasmática de espermatozoides). Ambas requieren a aspiración de ovocitos, para ser fecundados en laboratorio. Requiere de un semen de buena calidad y el óvulo elige cuál es el espermatozoide que fecunda. En el Icsi, el factor masculino es moderado a severo, y es el embriólogo el que realiza la inyección del espermatozoide. 

“Las técnicas de reproducción no garantizan un embarazo. Ahí entra la expectativa del paciente”, advierte Herrera.

La profesional señala que muchas mujeres analizan hacer una fertilización in vitro, y con los años los ovocitos han disminuido su calidad, por el paso de los años. Si empezamos a dividir en grupos etarios de acuerdo a la edad de mujeres, va disminuyendo en mujeres de mayor edad. A partir de ahí empieza esto, la sensación de que tengo muchas expectativas en un tratamiento, pero no siempre se tiene claro que tengo más chance de no lograrlo que de lograrlo. De ahí es que se realizan más de un intento. El éxito de los tratamientos, dependen básicamente de la edad de la mujer.

Cuando no hay chances

Pero qué sucede cuando la mujer no pueden tener un hijo. “Hay que entender que la materinidad es un proceso donde se vive la infertilidad  entre desilusión y esperanza. Implica un gran esfuerzo de dinero además de someterse a procedimientos invasivos y ni que hablar del estrés emocional, y las consecuencias que esto produce. Un tema importante vinculado a la infertilidad  tiene que ver en cómo se vive esta experiencia sostenida a lo largo del tiempo”, analiza Carina Salas. Y añade que desde los centros de reproducción asistida se trabaja con un grupo especializado de psicólogos para ayudar a todos los involucrados en el proceso. 

“Cuando los resultados no son exitosos, la pareja sufre desilusión. La perdida es invisible pero es perdida. Es igualmente dolorosa e incluso se vuelve traumática por efecto acumulativo. Además las otras situaciones, cuando se logra el embarazo pero no culmina a tiempo o se genera un aborto. Entonces hablamos de un duelo gestacional”, detalla Salas, al nombrar solo algunos de estos procesos. 

 “Es necesario considerar, desde el punto de vista emocional, ver cómo lo vive y cómo se procesa. Considerar el impacto que tiene en el presente y sobre todo cómo se conjuga en la historia. Hay que trabajar en los mandatos sociales, y los sentimientos asociados y cómo esta mujer experimenta esta situación. Cómo frente a cada situación de su presente, cómo procesa esta experiencia y cómo la vive y que pueda tener un futuro saludable para si misma”, detalla.

Finalmente la decisión de “hasta acá llegué”, se resuelve luego de un largo proceso, donde la desilusión primo en varios momentos, y donde salir de esas situación requiere de un trabajo minucioso, de análisis, ya sea de la pareja o de la mujer sola. 

Ambas profesionales, tanto Carina Salas desde la psicología como Florencia Herrera, desde la tocoginecología, advierten que tomar la decisión de no adoptar, o no someter incluso a la donación de óvulos es un proceso que requiere de mucha comunicación e información para decidir si adoptar un niño o hacer, en el caso de las parejas, una familia sin hijo. 

Todo se debe conversarse y apuntalar a la comunicación cuando se trata de una decisión en pareja. 

El diálogo, la frontalidad y la emociones sin disimulo, serán la clave para salir con éxito de este proceso, siendo otro mejor que el que entró.
 

 

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