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El jardín maternal: un espacio creado y cocreado entre niños, maestros y padres 

El protagonismo de los infantes cada vez es mayor y también debe serlo la información que manejen las familias sobre estos sitios. 
Jueves, 24 de marzo de 2022 20:25

Por Milagro Ibarra, profesora de Nivel Inicial

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Por Milagro Ibarra, profesora de Nivel Inicial

Las necesidades maternales y paternales, ya sea por trabajo o decisión de los padres, hacen que las salas maternales sean una opción para que sus hijos encuentren un espacio que les permita adquirir, explorar, conocer e ir fortaleciendo nuevos aprendizajes en agrupamiento. 
Las salas maternales son una de las más bellas experiencias que puede tener un infante. 
Se trata de un espacio que se crea y cocrea y que les permite a los niños conquistar nuevos espacios: la sala, el patio de juegos y adquirir autonomía y protagonismo, extendiendo su potencial creativo consigo mismo y con los otros. Es hacer con la otredad. 
Los padres se sienten atravesados por la angustia y depositan su plena confianza en la institución y en el educador, por eso establecer lazos de confianza es fundamental en esta primera etapa de “adaptación”. El diálogo permanente favorece la confianza y también es fundamental que ambas partes (educadores y padres) reconozcan que no hay fórmulas de adaptación o fórmulas en las crianzas, sino la positividad de ir viviendo cada instante, de la mejor manera, poniendo nuestra disposición, la escucha y el aprendizaje en todo momento. En las salas maternales los niños no solo aprenden a convivir con otros, sino también a compartir. 
Asimismo, empiezan a separarse de su primer núcleo “familiar”, cuestión también que para algunos adultos se presenta como una momento de angustia. Entonces en el jardín de infantes y las salas maternales. si bien proporcionan nuevos universos para el infante, también nos encontramos con esas dificultades transitorias, angustias y dificultad en separarse, de ambas partes, de los padres y los niños. 
Por ello me parece oportuno hacer mención o distinción al rol de las educadoras específicamente de las salas maternales. Si bien nos referimos a un mismo nivel, las educadoras de estas salas proponen un trabajo más centrado en el cuerpo juego. Para ello es conveniente tener claros algunos aspectos en relación al espacio, que le permitan a los niños de dos a cuatro años obtener seguridad y confianza en el espacio. 
Es una sala donde puede aparecer con más frecuencia el llanto y es recomendable mediante la escucha y la formación, aprender a diferenciarlo como sonido. 
El llanto puede aparecer como angustia por no querer separarse del adulto o por el juguete que quiere y que sostiene el compañero, quien todavía no accede a prestárselo. 
Ese llanto como sonido es interesante que las educadoras de salas maternales logren diferenciarlo para ser un puente transicional durante estos momentos que en algunas escenas se presentan como caprichos y que son confrontaciones hasta que los niños logran ceder y compartir. 
La entrevista inicial proporciona una información singular para conocer aspectos que hacen a la historia del infante, siempre recordando que no enseñamos con fórmulas, pero sí que podemos acercarnos a esa particularidad de los niños. En mi experiencia la entrevista inicial me ha facilitado en algunos momentos de llanto de los niños el saber cómo sostenerlos para calmarlos en su angustia. No todos los niños son sostenidos de la misma manera. Por eso es recomendable fijar y acordar cuáles son los aspectos que nos interesa conocer, como cuánto tiempo fue amamantado, cuándo empezó a caminar, si gateó, si logra dormir solo, si es un niño que ha nacido en el término de los nueve meses o ha sido prematuro, entre otras preguntas. 


El espacio
Requerimos previamente recorrerlo, observar el espacio para definir lo que vamos a proponer al infante, ya sea juegos con aros, juegos de sostén o con mantas, juegos que proporcionen ocultamiento (aparecer y desaparecer). Muchas veces tener la música del grabador puede no favorecer. Cuando pienso en este momento digo que lo recomendable es trabajar en ronda (círculo) e incorporar en esta ronda a los padres para que ellos lo sostengan en este espacio creado y cocreado. Los niños de dos años al iniciar con la marcha tienen una enorme carga de energía, curiosidad, lo que requiere de la atención de los adultos para evitar golpes o accidentes. Además su lenguaje se encuentra en pleno desarrollo, por lo que también empieza a ampliarse y esto se da con unos y otros, de manera recíproca.

Los límites 
También se da la posibilidad de aprender con los límites, acciones simples pero significativas. Una de las acciones como levantar la mano para opinar o preguntar, esperar o compartir son organizadores de la sala que les permite a los niños tolerar la espera e ir reconociendo que hay un “seño” y que no todo es inmediato, situaciones cotidianas como preparar la mesa para compartir la merienda y luego hacer el lavado de sus tacitas son acciones simple, pero significativas para su espacio-tiempo en el jardín. 
En esta salida de conocer nuevos mundos, el jardín infantil es uno de ellos, un gran puente para empezar a transitar, con confianza, límites y amor. 
El rol del docente es fundamental para facilitar y generar experiencias de aprendizaje para que así el niño sea protagonista. 
Algunas sugerencias para el espacio y el juego con recursos que podemos encontrar en la sala y ponerlos en funcionamiento previamente organizando el espacio para establecer con el juego confianza y encuentro: 
-Jugar a saltar con las sillas tomándolo al niño de la mano para que adquiera seguridad. También se puede crear un circuito simple con mesas de distintas alturas e invitarlo a saltar al niño. De esta manera en forma paulatina irá tomando confianza en que el adulto lo recibirá. Este juego favorece mucho a la confianza y se logra que el cuerpo entre el educador y el niño se encuentre.
-Arrastrar las sillas en un espacio que lo permita con un tramo de ida y vuelta.
-Jugar con mantas apareciendo y desapareciendo (para calmar angustias y obtener la sonrisa).
-Jugar con mantas colocando globos adentro y luego recorrer el espacio.
-Arrastrar el niño con una manta por el espacio (siempre acompañando la actividad con la mirada para favorecer el encuentro). 
 

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