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Exposición de óleos del artista José Manuel López

Se podrá visitar hasta el 6 de octubre en la Casa de la Cultura. La entrada es libre y gratuita.
Lunes, 05 de septiembre de 2022 03:14

Hasta el 6 de octubre se podrá visitar en la Casa de la Cultura (Caseros 460) una exposición de óleos del artista José Manuel López. Profesor de Artes Visuales con especialización en Pintura y de Inglés, se dedicó a la enseñanza en el nivel medio durante 34 años hasta que se jubiló en 2016. Fue entonces cuando, parafraseando a José Saramago, en esa edad en la que “las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo y los sueños se empiezan a acariciar con los dedos”, se dedicó de lleno al arte.
En la Casa de la Cultura presentará una selección de nueve obras en la línea de pintura hiperrealista. Quien se aboca a este arte, cuya plataforma es el virtuosismo, se lanza a una búsqueda de perfección inagotable. Cada trazo del artista es una comunicación entre pensamiento, visión y práctica que se escribe milímetro a milímetro, partícula por partícula. 
López le contó a El Tribuno  que él parte de fotografías a las que selecciona porque proyecta al verlas posibilidades de adaptación, luego las dibuja y termina en papel y recién la obra parte al lienzo. Siempre es un hacer y deshacer, un descomponer y componer al que López denomina desafío.
“Hay que pintar la figura humana con el máximo de detalle, desde los estudios del rostro, el color de la piel, el tratamiento del cabello, después pasando a los pliegues de la ropa. Y si de fondo tiene un paisaje también hay que trabajar en el follaje de los árboles, el césped, las piedras, la tierra, cada elemento tiene sus apliques y sus diferenciaciones. Y muchas veces no sale, entonces uno pinta y pinta, una y otra vez, corrige y vuelve a corregir para evitar un acabado improlijo y hasta que sale el toque hiperrealista”, describió. 
Los que siguen son fragmentos de un diálogo telefónico que mantuvo con este medio. 

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Hasta el 6 de octubre se podrá visitar en la Casa de la Cultura (Caseros 460) una exposición de óleos del artista José Manuel López. Profesor de Artes Visuales con especialización en Pintura y de Inglés, se dedicó a la enseñanza en el nivel medio durante 34 años hasta que se jubiló en 2016. Fue entonces cuando, parafraseando a José Saramago, en esa edad en la que “las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo y los sueños se empiezan a acariciar con los dedos”, se dedicó de lleno al arte.
En la Casa de la Cultura presentará una selección de nueve obras en la línea de pintura hiperrealista. Quien se aboca a este arte, cuya plataforma es el virtuosismo, se lanza a una búsqueda de perfección inagotable. Cada trazo del artista es una comunicación entre pensamiento, visión y práctica que se escribe milímetro a milímetro, partícula por partícula. 
López le contó a El Tribuno  que él parte de fotografías a las que selecciona porque proyecta al verlas posibilidades de adaptación, luego las dibuja y termina en papel y recién la obra parte al lienzo. Siempre es un hacer y deshacer, un descomponer y componer al que López denomina desafío.
“Hay que pintar la figura humana con el máximo de detalle, desde los estudios del rostro, el color de la piel, el tratamiento del cabello, después pasando a los pliegues de la ropa. Y si de fondo tiene un paisaje también hay que trabajar en el follaje de los árboles, el césped, las piedras, la tierra, cada elemento tiene sus apliques y sus diferenciaciones. Y muchas veces no sale, entonces uno pinta y pinta, una y otra vez, corrige y vuelve a corregir para evitar un acabado improlijo y hasta que sale el toque hiperrealista”, describió. 
Los que siguen son fragmentos de un diálogo telefónico que mantuvo con este medio. 

¿En qué condiciones trabaja? 
No tengo un taller, sino que simplemente en el fondo de mi casa tengo una parte techada y allí trabajo porque busco que a los lienzos les dé la luz natural, que es distinta de la artificial, porque muchas veces he pintado con la luz artificial y después sacaba el cuadro y le veía todas las imperfecciones que pueden tener las pinceladas, del tipo de pincel que uno utiliza. Entonces la obra surge de allí, que no es precisamente un taller inmenso, sino que es algo sencillo y reducido. Además, generalmente pinto por la tarde.
Pero muchas veces cuando por ahí quiero darle solución rápida a algo que estoy pintando, pinto por la mañana cuando es mucho más fácil pintar, porque está uno más despejado y si es verano está todo más fresco y se puede trabajar con mucha tranquilidad.

¿En qué momento frena su naturaleza de alcanzar la perfección para estimar que una obra está acabada?
No quiero barnizarlo porque siempre le veo un defecto y por ahí lo vuelvo a tocar. Hasta que quedo más o menos convencido pueden transcurrir dos o tres meses, pero generalmente ya en un mes lo cierro. Yo en un mes ya tengo que hacer un cuadro y bueno, si hay que darles retoques ya no se los doy porque si no, no termino nunca. Como hacía Leonardo da Vinci, que él siempre retocaba y retocaba sus obras.

¿Se produce un diálogo entre la fotografía y la pintura hiperrealista o una supera a la otra y por qué? 
El diálogo lo hace el artista con la temática que aborda. No hay que ver únicamente lo connotativo de la obra, es decir, lo que está puesto ahí: sea una figura, un paisaje, un río, sino también lo denotativo, lo que hay más allá de esa representación, y por eso creo que estas figuras que expongo parecerían estar en una atmósfera toda apacible, en donde pareciera que nada interfiere en esa tranquilidad que rodea a las figuras. Pienso que también les volcaba inconscientemente un deseo de vivir así: en un mundo en donde todo sea armonía, donde no existan la corrupción ni los crímenes. Aunque pareciera imposible que no existan, pero si existen que se reduzcan al mínimo. Es un deseo de crear un mundo así. Y por eso muchas veces nace un diálogo entre la pintura y uno mismo que es el artista y muchas veces uno mira una obra, la contempla y comienza a ver muchas cosas que hay más allá de lo representado.

Esta serie lo agarra en un momento en que está reencontrándose con su interioridad también, ¿no? Porque creo que la jubilación también debe de ser ese espacio en el que uno vuelve a reencontrarse con sus pasiones y sus pensamientos. ¿Es así?
Yo he sido 34 años docente y durante ese tiempo no tenía tiempo de nada. O sea, andaba corriendo siempre de un lugar a otro y ahora es otra cosa distinta... a la tranquilidad que tengo la plasmo en la obra. Todo lo que uno vive, todo lo que uno siente y todo lo que uno piensa lo puede volcar en una obra de arte. Yo me jubilé en 2016 y cuando me he jubilado ha sido una felicidad, porque me dije: “Bueno, ahora voy a hacer lo que a mí me gusta”. 
Hay mucha gente que dice que se aburre y que por ahí termina depresiva, pero yo no, porque tengo todo mi tiempo ocupado con la pintura. Y aparte también estudio canto con Nora Tolaba en el Centro Cultural América y tengo perros pequineses a los que llevo a exposiciones y los hago competir.

Los personajes retratados por José Manuel están entornos apacibles, como suspendidos de toda urgencia. Pablo Yapura
 
¿Para quién pinta?
Es una necesidad para mí la pintura, porque cuando yo no pintó me siento mal. Me digo: “Bueno, no estoy haciendo nada, estoy perdiendo el tiempo, cuando podría ocuparlo en la pintura. En la pintura yo manifiesto lo que me interesa a mí en particular. Pinto un poco para mí, pero aparte también de pintar para mí, pienso en qué dirá la gente cuando lo vea. Aparte de ser “el protagonista” que está reflejado en la obra, también me interesa saber la aceptación que puede tener. 

La obra de todo artista se completa con la mirada del espectador. ¿Qué expectativas tiene ahora que va a exponer? 
Lo que a mí me interesa es que el espectador cuando vea el cuadro pueda hacer su análisis y este puede diferir del análisis que yo hago. Tiene mucha importancia que el público vaya, observe y vea, y por ahí me pregunta que por qué esto o por qué aquello. Y ese es uno de los mayores desafíos: el de entrar en un diálogo con el público, con lo que le interesa saber, con lo que le interesa conocer y por ahí me preguntan si esto requiere mucho trabajo, mucho esfuerzo, qué fue lo que me llevó a pintar, y uno tiene que haber hecho una reflexión previa, tiene que tener una respuesta para lo que le van preguntando.

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