El inminente comienzo de las clases se percibe en las vidrieras de los negocios especializados, en las piletas que se quedaron vacías y en los colectivos que se preparan para trasladar a cientos de miles de chicos.
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El inminente comienzo de las clases se percibe en las vidrieras de los negocios especializados, en las piletas que se quedaron vacías y en los colectivos que se preparan para trasladar a cientos de miles de chicos.
En las casas, ya se compraron los útiles, se airearon los guardapolvos y se sacaron del fondo del ropero los zapatos para la escuela, si todavía entran los pies crecidos en el verano.
"Cada nuevo ciclo lectivo es siempre un desafío y una alegría para los docentes. Es reecontrarnos con los procesos educativos, con nuevas propuestas", expresó Josefina Morello, licenciada en Ciencias de la Educación y directora del área de educación del Instituto de Investigación Social, Económica y Política (Isepci) Salta.
La experta analizó la situación con la que se encuentran los maestros, con chicos que tuvieron años atravesados por la virtualidad y la pandemia, la dificultad en la construcción de vínculos sociales, la presencia de las nuevas tecnologías y la formación en un mundo tan cambiante.
"Es importante no perder de vista qué vamos a tener en las aulas", advirtió. Mencionó que en los niveles secundario y superior y en parte del primario habrá niños, adolescentes y jóvenes que atravesaron la pandemia con una modalidad educativa diferente: "Seguimos recuperando esos años, en que la virtualidad pasó a ocupar un lugar importante".
Evaluó que esos "años de escolaridad suspendida en la presencialidad" tuvieron un fuerte impacto en los aprendizajes de los estudiantes y en la construcción de vínculos sociales. Explicó que la escuela no es solo el lugar donde circulan los conocimientos y se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje, sino también donde se construyen los vínculos con otras personas.
"El proceso de aprendizaje tiene que ver con una dimensión afectiva muy fuerte y eso se suspendió", comentó y consideró que los procesos de enseñanza que se dieron en este contexto "no han sido para todos", ya que se profundizó la desigualdad educativa y social, por el acceso a dispositivos y la conexión a internet, entre otros motivos. Evaluó que uno de los desafíos más grandes que tienen quienes ocupan cargos directivos es pensar en procesos de enseñanza que tengan en cuenta esta diversidad.
Explicó que los resultados de un año de escolaridad que no se desarrolló de la mejor manera se verán a largo plazo y advirtió que la escuela debe proponer nuevas acciones para revertir estos daños.
¿Miedo a la virtualidad?
Morello expresó que esto interpela a los docentes: "Nos lleva a pensar de qué manera habitamos los espacios escolares y la institución educativa". Evaluó que era más "fácil" volver cuando no existían los desafíos del mundo virtual y que esta irrupción insoslayable de la tecnología implica un cambio en la forma de pensar la escuela, los procesos de aprendizaje y la actualización de contenidos.
Observó que es fundamental aprovechar los recursos que brindan las nuevas tecnologías: "En un mundo globalizado, es central enseñar por dónde circula la información y cómo buscarla". Comentó que los chicos acceden a la información que hay en las redes sociales antes de que se lo enseñen en la escuela.
Contempló que la mayoría de los docentes aprendieron a serlo en una modalidad presencial. Señaló que, en general, hay un desconocimiento de las posibilidades que da la virtualidad y un cierto rechazo a lo nuevo: "Si hace 20 años trabajo de una manera, me siento segura así. Desde hace mucho tiempo, habitamos la escuela de una manera: ¿cómo vamos a habitarla ahora?".
Consideró que los docentes tienen la posibilidad y la obligación de pensar en procesos educativos para estos contextos porque es algo que "llegó para quedarse": "La pandemia y la cuarentena han impactado mucho en el desarrollo y crecimiento de adolescentes y niños. No se puede hacer como que no pasó nada. Debemos ser respetuosos del proceso que vivieron durante dos años".
Trabajos de otro "mundo"
Morello observó que muchos chicos que terminan el secundario eligen carreras que no son largas, como tecnicaturas, con títulos intermedios y vinculadas con las demandas del mundo actual: "Los jóvenes van para ese lugar y el desafío de la educación superior es dar propuestas en ese sentido: están interesados en programación, en el desarrollo de videojuegos".
"La economía mundial exige formación de profesionales en otras áreas. El mundo laboral cambió: la mano de obra que se necesita ahora tiene que ver con la economía del conocimiento", apuntó y agregó: "Cuando miramos cómo vivimos y cómo va el mundo, no podemos negarnos".
Consideró que la enseñanza de robótica debería ser obligatoria desde el nivel inicial y que es fundamental que los niños incorporen nociones de matemática y física desde pequeños.