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El cuello de los trabajadores

Sabado, 18 de marzo de 2023 03:17

No vamos a referirnos aquí a la higiene personal de los trabajadores, ni a los problemas de torticolis que acarrean algunas profesiones (árbitro -umpire- de tenis, banderillero en Lemans, empleado público negacionista, etc.), sino a la amplia sinfonía de colores con la que se identifican distintas categorías de trabajadores, hasta formar un variopinto arcoíris.

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No vamos a referirnos aquí a la higiene personal de los trabajadores, ni a los problemas de torticolis que acarrean algunas profesiones (árbitro -umpire- de tenis, banderillero en Lemans, empleado público negacionista, etc.), sino a la amplia sinfonía de colores con la que se identifican distintas categorías de trabajadores, hasta formar un variopinto arcoíris.

A principios del siglo pasado ya se había consolidado un nuevo sector de trabajadores (profesionales, técnicos, gerentes y administradores) que irrumpía en los moldes clásicos tenidos en cuenta por Marx y Engels al analizar la evolución de la lucha de clases entre la burguesía capitalista (propietaria de los medios de producción y patrones de asalariados) y el proletariado: los asalariados que se ven obligados a vender su fuerza laboral para subsistir. Las funciones desempeñadas por los nuevos trabajadores en la organización, administración y dirección de las empresas abrieron paso a reformulaciones de la problemática de la pertenencia de clase de los miembros de esos estratos intermedios, aunque fuesen trabajadores asalariados.

Upton Sinclair fue un escritor de gran éxito ya en el recién inaugurado el siglo XX. En 1906, Sinclair había publicado The Jungle, una crítica severa a las condiciones laborales de los centros ganaderos en Chicago. Esa novela impresionó al presidente Theodore Roosevelt, a tal punto que la aplicó para el funcionamiento de una junta de inspección de industrias cárnicas.

Además de escribir más de 100 novelas, era un prestigioso periodista pionero del periodismo de denuncia y de investigación (los "muckrackers": literalmente husmeadores de basura o rastrilladores de estiércol), recibiendo el premio Pulitzer en 1943. A él se le atribuye la expresión "trabajadores de cuello blanco" (white-collar worker) para referirse a un profesional asalariado o a un trabajador con un mínimo de estudios que realiza tareas semiprofesionales o profesionales de oficina, administración y coordinación de ventas, en contraste con un trabajador de cuello azul (blue-collar), cuya profesión requiere trabajo manual y se aplica a los trabajos desempeñados por obreros en fábricas y talleres. Es innecesario aclarar que las camisas con cuellos blancos almidonados eran prácticamente uniforme obligado de los oficinistas del 900.

La crítica social de Sinclair no estaba exenta de humor y fueron famosas algunas frases como estas:

"Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico: cuando se necesita, se necesita urgentemente" o "Es difícil hacer que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda".

El arcoíris

A lo largo de los años se ha ido elaborando una paleta de colores más amplia. Así tenemos trabajadores:

1) Cuello verde. Es un trabajador que trabaja en los sectores ambientales de la economía.

2) Cuello rosa. Realiza lo que tradicionalmente era trabajo de las mujeres, por lo general en la industria de servicios.

3) Collar de oro: profesionales altamente calificados que pueden tener una gran demanda, como cirujanos, anestesiólogos, ingenieros y científicos.

4) Cuello naranja: trabajadores de la prisión, llamados así por los monos naranjas comúnmente usados por los reclusos.

5) Cuello escarlata: trabajadores en la industria del sexo.

6) Cuello negro: trabajadores manuales en industrias en las que los trabajadores en general se vuelven muy sucios, como la minería o la extracción de petróleo; también se ha utilizado para describir a los trabajadores en profesiones ilegales.

7) Cuello dorado, gris o plateado: son trabajadores del conocimiento y que, a la vez, usan sus manos para trasladar esos saberes a sistemas que funcionen en la realidad. Utilizan la tecnología y saben de qué manera incluirla mejor.

8) Collar virtual: a pesar de que no son personas (todavía), se distingue aquí a los Robots, que desempeñan funciones en el mercado laboral, tanto para tareas físicas como virtuales.

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