¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Continuar quemándonos siempre en la misma hornalla

Viernes, 24 de marzo de 2023 02:27

Un medio nacional publicó una nota sobre una "investigación" llevada adelante por dos "investigadores", que buscaban establecer qué hornalla encendemos en una cocina y por qué. No es broma. "Nos embarcamos en este estudio para tratar de entender si existe alguna motivación para tener una hornalla favorita", declararon los investigadores.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Un medio nacional publicó una nota sobre una "investigación" llevada adelante por dos "investigadores", que buscaban establecer qué hornalla encendemos en una cocina y por qué. No es broma. "Nos embarcamos en este estudio para tratar de entender si existe alguna motivación para tener una hornalla favorita", declararon los investigadores.

El "estudio", basado en una encuesta telefónica realizada a 4.949 personas, define como variable independiente al "favoritismo hornallil" ("FH", insisto, no es broma) y, por simple conteo de las respuestas, trata de sacar conclusiones como, por ejemplo, que la mayoría de los encuestados prefiere usar las hornallas frontales, derecha primero e izquierda después; pero que esto cambia si la persona es alta, y mostrará cierta predilección por las hornallas traseras, o si hay niños en la casa, para minimizar los riesgos. Así, los "investigadores" establecieron "reglas de preferencia de uso" y predijeron la "preferencia hornallil" un 34% de las veces, contra el 25% que se logra usando la fórmula más elemental de la probabilidad básica.

No sé qué me causa más estupor; el hecho de que tengamos "investigadores" que llevan adelante estas "investigaciones"; que 4.949 personas hayan respondido a una encuesta tan descabellada; o que un medio de alcance nacional haya ubicado al "estudio" en cuestión en el nivel de una "investigación". Eso sí, la nota fue publicada usando un preciso lenguaje inclusivo; los "investigadores" son "investigadorxs argentinxs". A mi vez, me dediqué a algo todavía más inverosímil; analizar el potencial impacto de esta "investigación" en el mundo científico.

Según la base de datos "Web of Science", solo en el año 2021 se publicaron alrededor de 3,3 millones de ensayos científicos en todo el mundo. Si se agrupan estos estudios por campos se obtiene: 737.000 sobre genética y genómica, biología molecular y celular, biología estructural, bioquímica y biotecnología, ingeniería biomédica e ingeniería molecular; 368.000 sobre física de la materia condensada, física nuclear, física de partículas y de campos, óptica, física aplicada, materiales y física teórica; 93.000 sobre medio ambiente, geología, geografía física, oceanografía, ciencias atmosféricas e hidrología; 319.000 sobre ingeniería; 74.000 sobre matemáticas; 119.000 sobre informática (los estudios sobre inteligencia artificial y redes neuronales aplicadas lideran este campo); 362.000 en ciencias sociales y 66.000 en humanidades. De más está decir que en el sitio no pude encontrar estudio alguno relacionado con la "preferencia hornallil".

Si a toda esta vasta cantidad de estudios se los agrupa por autores y se ve su pertenencia a las universidades donde fueron realizados; se obtiene que la gran mayoría provienen de la Harvard University, Stanford University, Massachusetts Institute of Technology (MIT), University of California-Berkeley, University of Cambridge y la University of Oxford. Ninguna sorpresa; todas ellas están ubicadas entre las diez mejores universidades del mundo.

Es un hecho que el mundo científico, la academia y las universidades están compitiendo entre sí por ver quién publica la mayor cantidad de ensayos científicos por año; cuáles son los de más impacto y cuáles de ellos son, a su vez, citados de manera más frecuente por los otros investigadores -una manera indirecta de medir el impacto de una investigación en el mundo científico-. No encuentro referencia alguna a la "preferencia hornallil".

Además, existe una correlación positiva importante entre la cantidad de ensayos científicos publicados y su conversión a patentes industriales o a productos comerciales; la cada vez más relevante «economía de los intangibles". En algunos campos de investigación, en especial en aquellos que tienen un enfoque aplicado o tecnológico, la conversión de ensayos científicos en patentes industriales es cada vez más frecuente e inmediata. En términos generales, cuanto más aplicada sea la investigación, y cuanto más viable en términos económicos sea una invención, es más probable que se busque la protección mediante una patente.

Un estudio realizado en 2017 por la Oficina Europea de Patentes y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual encontró que el 0,5% de los ensayos científicos publicados en el período 2010-2014 se convirtieron en patentes. Aunque bajo en términos porcentuales, se trata de patentes que valen miles de millones de dólares cada una. Hoy, la más famosa y controvertida disputa sobre patentes se ha establecido en torno a la técnica CRISPR de edición de genes; una patente que involucra derechos por varios billones de dólares. Cuantos más estudios se conviertan en patentes; más chances hay de atraer inversionistas a esos campos de estudio, acelerar las investigaciones y establecer un círculo virtuoso: la ciencia genera innovación; la innovación produce nuevas tecnologías. La tecnología genera dinero. El dinero se invierte en más ciencia.

Así como las escuelas deben elevar la educación, las universidades y los centros de investigación deben jerarquizar la investigación científica seria. Sin ciencia no hay tecnología; sin tecnología no hay desarrollo. Sin desarrollo, vamos a seguir estudiando la "preferencia hornallil" solo para descubrir que nos vamos a seguir quemando, esta y todas las futuras vidas, con la misma hornalla.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD