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"Soy una de las 100 tejedoras colectivas del chaguar"

Guillermina Santillán es del puesto Los Ranchitos (Los Blancos) y representa a una nueva generación de mujeres productoras wichis.
Domingo, 05 de marzo de 2023 01:38

Guillermina Santillán vino a Salta en la semana que pasó para mostrar cómo están trabajando y comercializando el chaguar en el Chaco salteño.

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Guillermina Santillán vino a Salta en la semana que pasó para mostrar cómo están trabajando y comercializando el chaguar en el Chaco salteño.

Su camino fue largo. Llegó desde la misión wichi Lewetes de Los Ranchitos, un puesto cercano a Los Blancos, distante a 450 km de la ciudad de Salta, sobre la mítica ruta nacional 81, en Rivadavia Banda Norte.

Allí, Guillermina y su esposo Robertino mantienen la crianza de sus 6 hijos en el contexto rural del Chaco salteño, con animales y realizando artesanías. Ella teje con chaguar y él trabaja el palo santo en pequeñas proporciones.

Si bien es un conocimiento ancestral, a partir del trabajo con un proyecto de la fundación Gran Chaco es que comenzaron a ver la actividad de artesano desde otro foco. Entendieron que la artesanía puede ser considerada como un modo de ingreso de dinero importante y extra a la actividad tradicional de los wichis en el Chaco salteño. Ellos siguen criando sus animales.

"A mí me enseñó Avelina Soria a trabajar con chaguar. Es parte del conocimiento tradicional de los wichis, desde la búsqueda de las plantas, el trabajo previo y el tejido. Pero el tema era que antes le dedicábamos poco tiempo, porque como no había precio nos pagaban lo que querían y luego se hacían fortunas en las ciudades. Ahora eso ya cambió, tenemos mejor precio porque negociamos entre todas y nos estamos dedicando a mejorar la calidad", dijo Guillermina.

Para las mujeres tejedoras del chaguar todo el proceso está vinculado con la naturaleza, es un producto que sale completamente de las plantas y realizados con sus propias manos. Las tejedoras tienen un propio lenguaje, que resiste a los sucesivos genocidios que atravesaron la historia. Sus manos tocan otros tejidos, miran las tramas y las van leyendo. Les dicen el origen, el lugar, si hay animales, qué comen; hasta sus pesares. Ahora se organizan, durante todo el año pasado comenzaron a trabajar con la fundación que de alguna manera busca conectar a las mujeres con la tradición ancestral de tejer. Con el tiempo se fueron perdiendo porque los precios eran magros, pero ahora volvieron a los saberes ancestrales del monte para volver a tejer, los tintes naturales (con unos mil colores) y la reforestación de plantas de chaguar, ya que la recolección se realiza a más distancia de las poblaciones.

Las técnicas que trabajan con este proyecto son Aldana Miño, en Morillo, y Catalina Carbajo, en Santa Victoria Este.

"Hace dos años que estoy viviendo en la zona (Santa Victoria Este) y he aprendido de la paciencia de las artesanas, de su constancia, de su vínculo con la naturaleza, de su respeto por los ciclos de la naturaleza. El trabajo que ellas realizan día a día las lleva a tener una relación muy directa y a honrar a la naturaleza, y me parece sencillamente maravilloso poder aprender de ellas y poder aportar mi granito de arena potenciando su actividad", dijo Catalina Carbajo.

"El proyecto tiene un impacto muy positivo para las mujeres, principalmente porque son las beneficiarias directas, pero también, como desde el inicio fue pensado de esta manera, genera un impacto positivo para toda la comunidad y sobre todo para las generaciones más jóvenes, que se ven inspiradas en el compromiso, en el trabajo y la dedicación", amplió la técnica en Santa Victoria Este.

El proyecto de "Recuperación verde" incluye a 13 comunidades del Chaco salteño con 150 artesanas capacitadas y más de 100 en el proceso de reforestación del chaguar. Y con otras 50 mujeres en el aprendizaje de las técnicas ancestrales.

Las capacitaciones son para mejorar las técnicas y para aumentar la producción. Otros de los aspectos importantes que se logró es la integración de las mujeres tejedoras y esto se logró a través de dos viajes, uno a Tartagal, a un taller de vinculación tecnológica, y otro en Salta, donde se socializaron los avances que se vienen dando en un trabajo que se realizó de manera colectiva.

Un balance de 2 años

El pasado lunes y martes la Fundación Pronorte organizó en Salta talleres con mesas de diálogo en donde presentaron en sociedad la experiencia que se lleva adelante en comunidades campesinas del Gran Chaco Americano, tras dos años de implementación del proyecto "Recuperación verde". Este proyecto es de 3 años, está cofinanciado por la Unión Europea y trabaja en 3 cadenas productivas: la apícola, la artesanal y la caprina.

Pablo Frere: "Queremos llevar al Chaco 10 mil colmenas"

Secretario ejecutivo Redes Chaco

¿Qué presentaron en Salta?

Hoy estamos cumpliendo el segundo año del proyecto Recuperación Verde y creo que es importante rescatar que lo mucho que hicimos durante este tiempo tiene que ver con el conjunto de entidades que hoy estamos que son Pronorte, ACDI, Coopsol y Gran Chaco, los gobiernos de Salta y Jujuy, y Redes Chaco. También la importancia que han tenido los aliados, que a veces no quedan por resaltar, marcar que son las autoridades municipales y las entidades que están presentes en los territorios.

¿Cuáles por ejemplo?

Me parece que es necesario rescatar a la figura del INTA, que a veces se nos pasa, porque están tan naturalizados en su patriada, como en el caso de Santa Victoria Este, que es un lugar muy difícil desde el punto de vista climático y sobre el trabajo de ellos (acompañamiento a las comunidades criollas y indígenas) nosotros conversamos nuestra propuesta, analizamos la iniciativa y ellos enseguida nos ayudaron. Quienes hacen apicultura, los que hacían artesanías, y son ellos quienes nos abren las puertas a las comunidades. Como por ejemplo con la apicultura que trabajamos juntos y encontramos que es una actividad que no tiene techo. Entonces identifica, nos acerca a los grupos; todo fue de la mano del INTA porque tienen ya todo un plan de manejo de las actividades y nosotros llegamos a potenciar las actividades.

Lo mismo con los criollos reubicados de los exlotes 14 y 55...

Así es. Ellos trabajan con menos espacios y nosotros llevamos a un maestro quesero porque llegamos de la mano del INTA que es una institución que estuvo, está y estará en esos territorios. Con eso nos damos cuenta de que el Estado tiene presencia con estas instituciones y nosotros llegamos además para potenciar esa presencia. Pensamos en seguir luego de que pasen estos tres años.

¿Cómo piensan seguir con el tiempo que queda?

Nos queda uno. Cada cadena tiene su plan. En lo apícola le estamos planteando al Gobierno provincial un desafío más allá de lo escrito y es comenzar un programa más a largo plazo para llevar 10 mil colmenas al Chaco salteño. Hoy hay 200 distribuidas en Alto de La Sierra, Bajada de Delfín y El Naranjo. Son algunas familias que tenían hasta 40 colmenas descuidadas, quizás por las circunstancias, por como están dadas las cosas hoy. ¿Cómo vendemos? porque una cosa es vender en el pueblo pero cuando la cosa es grande ya llegar a Tartagal es todo un desafío.

Entonces el INTA seguirá siendo un aliado...

El INTA nos dio la base, la cercanía y la confianza de la gente para poder aterrizar a trabajar con ellos y nosotros conseguimos una serie de créditos. Y ahora hay que seguir en la comercialización, en la formación de promotores. La idea principal es conseguir que Provincia nos ayude con las 10 mil colmenas en Rivadavia y luego con la comercialización. Una familia que tenga 80 colmenas tiene asegurados 300 mensuales de ingresos. Y eso es una buena base.

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