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"En Pascua Jesucristo abrió la esperanza a nuestra resurrección"

Lo dijo el sacerdote Dante Bernacki, quien explicó el sentido de este acontecimiento. Para él es una fecha para convencerse de que la vida, la verdad y el amor sí triunfan.
Sabado, 08 de abril de 2023 16:30

La Pascua es un tiempo de símbolos cristianos, pero si se los desconoce difícilmente se aparte uno del sentido comercial que le imprimió la sociedad. Más allá de las confesiones religiosas o de la práctica sacramental en esta época nos rodean representaciones -vía crucis, visita a las siete iglesias, misa de vigilia, imágenes de altares de parroquias cubiertos de púrpura- que sugieren asociaciones -algunas subliminales, otras manifiestas- con palabras o signos que producen emociones conscientes.

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La Pascua es un tiempo de símbolos cristianos, pero si se los desconoce difícilmente se aparte uno del sentido comercial que le imprimió la sociedad. Más allá de las confesiones religiosas o de la práctica sacramental en esta época nos rodean representaciones -vía crucis, visita a las siete iglesias, misa de vigilia, imágenes de altares de parroquias cubiertos de púrpura- que sugieren asociaciones -algunas subliminales, otras manifiestas- con palabras o signos que producen emociones conscientes.

En diálogo con El Tribuno, el padre Dante Bernacki señaló que "pascua" significa "paso" y la definió como "el paso liberador de Dios". Añadió que en la Biblia existen dos momentos conocidos por "pascua". Citó que en el Antiguo Testamento se refiere así a la conmemoración de la liberación obrada por Dios para con su pueblo durante el cruce del Mar Rojo. Se trata del paso de la "esclavitud" a la "libertad". Israel, que carecía de propio arbitrio por estar bajo el dominio de los egipcios, es liberado por Dios.

Mientras que en el Nuevo Testamento, se conoce por "pascua" al paso definitivo dado por Jesús de la "muerte" a la "vida". "'Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe', nos dice San Pablo. Y es cierto. La resurrección del Señor es la prueba evidente de que Jesús es el Hijo de Dios, y de la aceptación por parte del Padre de su sacrificio. Porque él resucitó, tenemos el Espíritu Santo, el Evangelio, la Navidad, la Eucaristía, la Virgen María, la fe, todo el credo, el regalo de la Iglesia, el Señor y la Virgen del Milagro, etc., etc. Es decir, los dones del amor de Dios son numerosísimos y nos llevaría mucho tiempo detallarlos a todos. Lo que en realidad quiero decir es que nada de esto tendríamos si Jesús no hubiera resucitado", expresó Bernacki, vicario general de la Arquidiócesis de Salta y párroco de Nuestra Señora del Tránsito.

Luego expresó que la Semana Santa, que concluye hoy, "es la memoria siempre actual, de la misericordia de Dios, manifestada en Cristo Jesús para con todos nosotros. Es tiempo propicio de gracia, reconciliación y encuentro con Dios y con nuestros hermanos".

Despojando a Jesús de una mirada pía y revistiéndola con ropajes de una gran maestro metafísico o revolucionario si se quiere, se puede ver en él un compromiso lejano a estos tiempos. "Jesús no se lavó las manos como hizo Pilatos, sino que se comprometió con la humanidad, por nuestra salvación, hasta la muerte y la muerte de cruz. Él se pone en nuestro lugar, por puro amor. Ese es el sentido de ser 'redentor', es decir, él nos rescata cargando con nuestras culpas para liberarnos del pecado y de la muerte eterna", señaló.

Esto se puede ver durante la escenificación del vía crucis (el "camino de la cruz" también conocido como "estaciones de la cruz") que durante catorce estaciones nos lleva a acompañar los diferentes momentos que vivió Jesús desde su arresto hasta su crucifixión y resurrección. "Jesús siente la aflicción y el peso de la amenaza sobre él, pero no se acobarda, es necesario pasar por este drama de la pasión, para borrar con su obediencia la desobediencia de Adán, y así alcanzar la misericordia del perdón a todos aquellos que caminan en tinieblas", explicó Bernacki.

La madre

Incluso señaló que cada pasaje de la pasión de Cristo nos interpela y se actualiza cada vez que nos permitimos la identificación con cada personaje involucrado. Bernacki cita a Jn 19,26: "Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: 'Mujer, aquí tienes a tu hijo'".

"¡Cómo se minimizan nuestros dolores frente al inmenso dolor del corazón de María! Junto a ella, en el calvario, podemos comprender, por qué la Virgen es madre de misericordia, de consuelo y de esperanza. Su dolor 'contiene' nuestro dolor, sintiéndonos comprendidos en su cercanía, en los momentos de nuestras pequeñas o grandes cruces", expresó. Y enseguida emparentó el versículo bíblico con problemáticas actuales. "Pienso en las mamás que lloran la pérdida de sus hijos; en aquellas que sufren la ingratitud de sus seres queridos; en aquellas que lloran en soledad la ausencia de los suyos; en las madres del dolor, que buscan camino de esperanza para sus hijos adictos a las drogas; en quienes dispuestas al perdón velan el retorno de sus hijos que se alejaron; en las ancianas y enfermas, que no encuentran sentido a su dolor; las víctimas de la trata de personas; las que sufren violencia de todo tipo; y podríamos agregar a esta lista un número interminable de ejemplos. El amor-dolor de la Virgen contiene el dolor de toda la humanidad. Es un amor que sana, es un dolor que sostiene en el dolor", detalló.

Ver lo imposible

El sacerdote agregó que María Magdalena, quien había concurrido temprano al sitio del sepulcro de Jesús para embalsamar su cuerpo es la primera en verlo, pero no lo reconoce. "¡Cómo sería la convicción de la muerte, que a su mismo amigo viviente le reclama el cuerpo del amigo muerto! María quiere que le devuelvan un cadáver. Tiene el corazón cerrado. No puede entender. Jesús la llama por su nombre: '¡María!'. ¡Cuál no sería su alegría al sentir la voz amiga! Ella tenía la seguridad de no poderla escuchar más. Y allí la está llamando nuevamente", comparte Bernacki. Y relata que luego María Magdalena se postra ante el Cristo resucitado y él la envía a avisar a los demás la buena noticia. Bernacki se detiene en esta figura dada su relevancia. "Ella se convierte en la primera evangelizadora, la que anuncia la resurrección. Descubramos en la Magdalena a la mujer que recibió admirablemente el perdón de Dios. En esto, debemos también descubrirnos frente a Jesús. Dejemos que pronuncie con amor nuestros nombres, dejémonos perdonar por él y permitamos que su perdón nos resucite de tantas cosas que nos apartan de él", destacó.

Compañero del camino

Por último, comentó que en la lectura de Lc. 24,13-35 se narra que los peregrinos de Emaús, acompañados por Cristo resucitado, van contándole sus penas y él los escucha. "Y el gesto más hermoso es cuando lo invitan a quedarse y lo reconocen al partir el pan, un gesto eucarístico tan de Jesús. Jesús se pone del lado de quien sufre, para ser compañero de camino. Desde la misma situación de dolor, él va desterrando la desesperanza con la luz de su palabra, para compartir finalmente el pan, que es el gesto que nos lleva a descubrir a Cristo resucitado. Él compromete su gloria, para ser peregrino con los peregrinos", expresó Bernacki. Y como mensaje final destacó: "En este tiempo de tantas inseguridades, tomemos conciencia de que solo Jesús tiene una respuesta a los interrogantes del hombre y que el gesto supremo del amor de Dios por nosotros es el de la cruz de Cristo. Que su resurrección nos llene de esperanza en la vida eterna, nos anime a luchar por un mundo mejor y nos lleve al convencimiento de que la vida, la verdad y el amor siempre triunfan".

 

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