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Darío Lopérfido fue diagnosticado con ELA, una enfermedad neurodegenerativa que afecta las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal, provocando debilidad y atrofia muscular progresiva. En julio de este año, lo dio a conocer públicamente, y desde entonces ha abierto el debate sobre el derecho de las personas a decidir cómo y cuándo morir.
"Tener ELA es una mierda", así describió Lopérfido su enfermedad en un artículo que publicó en Seúl, que forma parte de un libro en el que está trabajando. La ELA, que puede llegar a impedir funciones vitales como la deglución y la respiración, ha transformado por completo su vida. A pesar de la magnitud del diagnóstico, Lopérfido ha querido abrir el debate sobre la eutanasia, a la cual se refiere como “el mayor logro de la humanidad para quienes no tienen esperanza y sólo conviven con el infierno”.
Refiriéndose a la eutanasia, Lopérfido comentó: “Uno no puede decidir nacer, pero puede decidir morir. Vivir no debe ser obligatorio. No he decidido recurrir a ella todavía, pero saber que está a mi disposición me alivia”. La eutanasia, según él, representa “la más liberal de las muertes”, una opción más digna que el suicidio, el cual puede ser traumático para las personas que quedan atrás.
Lopérfido, que ha sido un destacado funcionario de la cultura, ocupando cargos como secretario de Cultura y Medios de Comunicación de la Nación y secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, también reflexionó sobre el impacto que tiene la ELA en su vida personal. “La ELA te convierte en otra persona en la etapa previa a la muerte. No creo ser el mismo ya. Mi vida estuvo ligada a los placeres físicos e intelectuales. Los placeres físicos desaparecen: tu cuerpo se vuelve una cárcel”, describió.
El exfuncionario argentino también explicó que la idea de recurrir a la eutanasia pasó por su mente cuando comenzó a sentir los efectos de la enfermedad, preocupándose por lo que sería más traumático para su hijo Theo: si un padre muerto o un padre deteriorado. Sin embargo, después de hablarlo con su esposa, decidió que valía la pena seguir luchando por el tiempo que pudieran compartir.
Sobre la legalización de la eutanasia en Argentina, Lopérfido cree que es necesario abrir un debate en la sociedad. “Hace falta que se instale el debate y que personas que están sufriendo lo pidan. También que haya legisladores que se metan en el tema”, expresó. Según él, la resistencia de sectores religiosos y la falta de visibilidad del tema en los medios son obstáculos para que el país pueda avanzar en la legislación de la eutanasia, tal como lo hizo Uruguay.
“Es un tema que está latente”, concluyó Lopérfido, quien, a pesar de las adversidades, sigue abogando por el derecho a elegir cómo y cuándo morir, un derecho que, según él, debería ser respetado para quienes enfrentan enfermedades irreversibles y un sufrimiento extremo.