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Hombría, bondad y solidaridad, un triángulo que caracterizó siempre al empresario y expresidente de Juventud Antoniana Rafael Ale, quien escribió una de las mejores páginas en la historia de la Lerma y San Luis.
Considerado el mejor presidente de las últimas décadas, Ale se consagró luego de conformar un plantel y una dirección técnica comandada por Juan de la Cruz Kairuz que logró en el Argentino A de la temporada 1995/1996 el tan ansiado ascenso a la B Nacional, con gol del Esteban "Buitre" Espeche, tras haber empatado 0 a 0 en la ida en el Honorato Pistolia.
Pero lo cierto es que el trato que tenía con "su gente" era intachable. Permanentemente se preocupaba por el bienestar de todos, los ayudaba económicamente, los premiaba con importantes obsequios y nunca dejaba de "mimarlos".
Y cuando los tiempos fueron difíciles financieramente en las arcas de la entidad santa, hasta puso como garantía una de sus empresas para que no remataran el club de sus amores y logró sortear las tormentas que azotaron sobre el Honorato Pistoia.
Como nato pacificador, en una movida del diario El Tribuno a mediados de la década de los `80 se colocó la camiseta de Central Norte y logró que Carmelino Russo, entonces presidente del cuervo, hiciera lo propio con la casaca de Juventud Antoniana, en la previa de unos de los principales clásicos salteños al que denominaron "clásico sin violencia".