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Beethoven, el ingeniero de las emociones

Nació en Bonn, Arzobispado de Colonia, el 16 de diciembre de 1770, murió en Viena el 26 de marzo de 1827. Compositor, director de orquesta, pianista y profesor de piano alemán, su legado musical abarca, cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo. Y ha influido de forma decisiva en la evolución del arte.
Lunes, 16 de diciembre de 2024 20:12
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Por Flavio Gerez*

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El 16 de diciembre, celebramos el 254° aniversario del nacimiento de Ludwig van Beethoven, una de las figuras más trascendentes de la música y de la humanidad misma. Beethoven fue un compositor genial, un espíritu indomable que reformuló la música como vehículo de expresión emocional, filosófica y universal.

En su obra, encontramos tanto el eco de su tiempo como un atisbo del futuro. Como pianista y crítico, mi conexión con su legado es profunda, tanto desde la técnica como desde la experiencia emocional que exige y ofrece su música. 
Mis primeros encuentros con Beethoven ocurrieron a través de sus sonatas para piano, aquellas "novelas" sonoras que revelan sus pensamientos más íntimos y, a la vez, invitan al intérprete a sumergirse en su complejo mundo interior. Cada vez que interpreto estas obras siento que dialogo con una mente que sublima una brillantez estructural apabullante y una honestidad que a veces aterra. La Sonata "Claro de Luna" me deslumbró en mi adolescencia, pero fue con la “Hammerklavier” cuando, ya en mi madurez, comprendí que Beethoven no solo escribe música, escribe retos para el alma. Es en ese contraste abrupto de emociones —la euforia que sigue al tormento, o la calma que emerge tras la tempestad— donde nos obliga a interpelar nuestra humanidad.
En sus conciertos para piano, Beethoven expande los límites del diálogo entre el solista y la orquesta, transformando la forma clásica en una conversación rica, delicada e impredecible.

El Concierto N° 4, el último que abordé, con su entrada solista a contracorriente de las convenciones de su tiempo, o el titánico Concierto N° 5 "Emperador", que fusiona al héroe y al poeta, son monumentos que he trabajado sin descanso desde que llegaron a mis manos. Cada vez que toco estos y los otros conciertos, escucho a Beethoven pidiéndome ser no solo pianista, sino narrador, filósofo e ingeniero. 

Partitura de 'Sonata Claro de Luna'

No puedo pasar por alto su música de cámara, con la que Beethoven se revela quizá en su forma más pura. Las sonatas para piano y violín, algunas de las cuales me acompañan desde niño, o los tríos para piano no son meros ejercicios de escritura, sino estimulantes diálogos entre iguales. De éstos, quizá el que más ha transformado mi carrera fue el Trío "Archiduque". Aunque es difícil elegir como favorito a cualquiera de ellos, en éste siento que cada línea melódica tiene vida propia, pero, al mismo tiempo, converge en una unidad espiritual y formal que resulta difícil de explicar en palabras.

Beethoven es un maestro de la contradicción. Beethoven siempre sorprende. En un instante, nos confronta con la desesperación y, al siguiente, nos eleva hacia lo más sublime. Esa capacidad para transmutar emociones a través de una ingeniería sonora irrepetible, para mí, lo convierte en una figura inagotable, una figura que conserva actualidad un cuarto de milenio después. Hay algo esencial que su música exige al oyente y al intérprete: vulnerabilidad. No basta con tocar las notas o comprender su estructura; hay que vivir cada frase, cada pausa, cada matiz, cada explosión.

Hoy, mientras reflexiono sobre Beethoven, no sólo como crítico o pianista, sino como ser humano, no dejo de sentir una gratitud inmensa por el regalo que su música significa para la humanidad. A través de ella, encontramos refugio en el dolor, valentía en la adversidad y esperanza ante lo desconocido.

Ludwig van Beethoven, trabajando en la composición de la Misa solemne en re mayor, opus 123. Retrato realizado por Joseph Karl Stieler en 1820.

Beethoven nos enseña que incluso en la adversidad o el aislamiento, el espíritu humano puede superar cualquier limitación. Su música sigue, inmune al paso del tiempo, hablándonos con una urgencia renovada.
Hoy, en su día, celebremos no solo su legado, sino lo que nos revela, de forma bien diversa, sobre todos nosotros.

*Miembro de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina

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