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El cumpleaños número 15 de Antonia, la hija mayor de Soledad Pastorutti, fue mucho más que una celebración: fue una verdadera fiesta de emociones, estilo y familia. Con un despliegue impecable de escenografía, música y momentos conmovedores, el festejo marcó un hito tanto para la adolescente como para sus seres queridos.
Desde el brindis hasta la dedicatoria musical, no faltaron gestos que demostraran el amor de la familia.
La celebración de los 15 de Antonia, la hija de Soledad Pastorutti, combinó glamour, emociones profundas y una puesta en escena que deslumbró a los invitados. Desde la ambientación hasta los looks elegidos, cada aspecto reflejó la personalidad luminosa de la homenajeada.
En una imagen quedó reflejada la complicidad entre hermanas: Antonia de la mano de Regina, su hermana menor. Mientras que la cumpleañera lució un imponente vestido largo blanco con apliques brillantes, profundo escote en V y un delicado peinado con ondas sueltas, Regina deslumbró con un mini vestido satinado en tono champagne, con cuello halter y sandalias al tono.
No faltó el momento en que Antonia se divirtió en la pista rodeada de amigas. Con el mismo vestido de tul bordado y una actitud relajada, bailó y compartió la alegría del momento. Cada una de sus amigas también apostó por looks elegantes, destacando el brillo, los tajos y las texturas metalizadas, en una noche que celebró la amistad y la juventud.
Una de las imágenes más emotivas de la noche fue Soledad ayudando a su hija a ajustarse el vestido. Ambas se ven reflejadas en el espejo, y la mirada de madre e hija lo dice todo. Un momento de complicidad cargado de amor y orgullo, previo a la gran entrada.
Antes de salir al salón, luego del tierno momento con su madre, Antonia posó en soledad frente a un espejo iluminado. Esta toma íntima refleja un instante de calma y reflexión, donde el vestido logró lucirse en todo su esplendor, mostrando su caída vaporosa y el brillo sutil que acompañó cada movimiento.
La tercera imagen la muestra soplando las velas de una torta impactante. Con una base de bola espejada y decoraciones en negro y plata, la torta llevó las iniciales “A” y “XV” en homenaje a los 15 años de Antonia. Su gesto, con los ojos fijos en las velas y un deseo en el corazón, resume la emoción de ese instante clave.
Otro de los momentos más conmovedores de la noche fue cuando Antonia se mostró profundamente emocionada por las dulces palabras que le dedicó su padre y por escuchar a su madre cantar “Brindis”, el clásico con el que tantas veces conmovió al público y que en esta oportunidad adquirió un significado íntimo y personal.
Por último, madre e hija posaron juntas con la torta en una postal que resume la noche. Soledad eligió un vestido verde esmeralda con brillos y tajo alto, que acompañó con sandalias negras. Ambas sonrieron para la cámara, reflejando la felicidad plena que envolvió cada rincón del festejo.
Los 15 de Antonia, la hija mayor de Soledad Pastorutti, fueron una fiesta inolvidable, marcada por la emoción, el estilo y el amor familiar. Un recuerdo que quedará grabado para siempre en la historia personal de la artista y de su hija.