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Rusia escaló ayer la guerra en Ucrania con un nuevo récord de drones lanzados contra varias regiones y ciudades del país, incluida la capital, donde fallecieron al menos cuatro personas, entre ellas un recién nacido, y fue alcanzado por primera vez la sede del Gobierno ucraniano, en lo que Kiev ve como una nueva demostración de que Moscú no tiene ninguna intención en negociar la paz.
El ataque es el más grave desde el comienzo de la guerra en febrero de 2022, no por las consecuencias en vidas humanas y daños, sino por el número sin precedentes de drones lanzados sobre Ucrania en 1.292 días de conflicto y por el hecho de que, por primera vez, un bombardeo ruso alcanzó un edificio gubernamental y no cualquiera, sino la sede del gabinete de ministros.
El techo y los pisos superiores quedaron afectados por el bombardeo. En fotografías difundidas por el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania (DSNS) se podía ver un incendio en las dos últimas plantas. "Por primera vez desde el inicio de la guerra a gran escala, Rusia dañó el edificio del Gobierno de Ucrania en Kiev. Solo esto ya representa una grave escalada", escribió el ministro ucraniano de Exteriores, Andrí Sibiga.
De momento se desconoce si el edificio fue atacado deliberadamente o si resultó dañado por fragmentos de drones o misiles derribados por las defensas antiaéreas ucranianas.
Sibiga también confirmó que fue "la primera vez" que Rusia atacó Ucrania con tantos drones. Según las Fuerza Aéreas ucranianas, Rusia lanzó en su ataque combinado 810 drones suicidas del tipo Shahed y drones señuelo de diverso tipo desde Rusia y la península ucraniana de Crimea, más que el anterior récord de 741 que se registró el pasado 9 de julio, además de 9 misiles de crucero y 4 balísticos.
En lo que va de mes, Rusia ha lanzado así más de 2.100 drones y más de 60 misiles contra Ucrania. El principal objetivo del ataque fue la capital, aunque Rusia también bombardeó Odesa, Zaporiyia, Kremenchuk, Krivói Rog, Dnipropetrovsk y Sumi.