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La festividad patronal, que este año convocó a más de diez mil personas, no solo es una celebración de fe: es el recordatorio vivo del origen mismo de la ciudad, fundada a la sombra de su patrona y forjada por siglos de historia, devoción y comunidad.
Rosario de Lerma celebra cada 7 de octubre a su patrona, Nuestra Señora del Rosario, en una de las festividades religiosas más antiguas y concurridas del Valle de Lerma. Este año, por cuestiones de agenda, la fiesta central con procesión y desfile se realizó este sábado pasado, reuniendo a más de 10.000 personas entre fieles, familias, gauchos y devotos.
Pero detrás de esta jornada de fe y tradición, late una historia profunda: la Virgen del Rosario no solo es la patrona del pueblo, sino también la razón misma de su existencia. Desde sus orígenes coloniales, Rosario de Lerma nació al amparo de su nombre, su iglesia y su devoción.
La devoción
Cuenta la historia que la fiesta en honor a la Virgen del Rosario comenzó en la zona de Carabajal, del otro lado del río, y que con el paso del tiempo se trasladó al actual emplazamiento del pueblo. Esa festividad fue el germen alrededor del cual se organizó la comunidad, dándole identidad, cohesión y nombre.
Por eso, muchos vecinos y estudiosos sostienen que la fecha fundacional de Rosario de Lerma debería fijarse el 7 de octubre, día de su patrona. En ese símbolo mariano confluyen historia, fe y pertenencia: la Virgen no solo preside la iglesia, sino que encarna el nacimiento mismo del pueblo.
Hoy, como hace siglos, la festividad patronal sigue siendo un punto de encuentro para toda la comunidad. Las calles se llenan de color, fe y emoción. La procesión, los desfiles de gauchos, las bandas de música y las familias que acompañan cada año son testimonio de una devoción que trasciende el tiempo.
Para los rosarinos, el 7 de octubre no es solo una fiesta religiosa, sino el día que recuerda cómo nació su pueblo. Un día que une pasado y presente, historia y esperanza, bajo el mismo nombre que lo fundó: Nuestra Señora del Rosario.
"Rosario de los Cerrillos"
Los primeros registros históricos se remontan a 1687, cuando Josefa Diez Zambrano, viuda del capitán Andrés Félix de Elizondo, menciona en su testamento la existencia de una estancia y chacra en el "lugar de Nuestra Señora del Rosario, jurisdicción de Salta, a cinco leguas de la ciudad".
En 1773, siguiendo las directivas del obispo Ángel Mariano Moscoso, se crea la Parroquia del Rosario, que se desprende de la de Chicoana. Este hecho marca el inicio formal de la identidad religiosa y comunitaria del paraje, que por entonces era conocido como Rosario de los Cerrillos (nombre que aparece en 1802).
Posteriormente, en 1870, los registros ya mencionan el nombre "Rosario de Lerma", en alusión a la advocación mariana del Rosario y al apellido del fundador de la ciudad de Salta, Hernando de Lerma.
Un punto estratégico
Luego de la aparición del primer registro con el nombre de Rosario de Lerma, cinco años más tarde, en la Constitución Provincial de 1875, el departamento es oficialmente reconocido con ese nombre.
El desarrollo del lugar se consolidó con la llegada del ferrocarril (Ramal C-14), que marcó el inicio del recorrido hacia Antofagasta, Chile. Esta línea, una verdadera maravilla de ingeniería, permitió unir la Argentina con el océano Pacífico, proyectando, en aquel entonces, a Rosario de Lerma como punto estratégico en la historia ferroviaria del país.
La iglesia resultó el corazón espiritual y arquitectónico del pueblo. La actual Iglesia Nuestra Señora del Rosario fue edificada originalmente en el siglo XVIII, donde es hoy la plaza Torino de Viana (plaza principal) y su fisonomía actual comenzó a definirse hacia 1940, culminando en 1950.