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General Mosconi vive una situación crítica. Patricia Palavecino, una mujer con discapacidad motriz –conocida como “La Renga”– es señalada por vecinos y comerciantes como la protagonista de numerosos episodios violentos ocurridos en la vía pública, negocios e incluso en el hospital local. El reclamo es unánime: la comunidad ya no sabe cómo actuar frente a sus agresiones constantes, mientras la Policía, aseguran, no tiene herramientas legales para intervenir de forma efectiva.
“El sábado vino al local, pidió plata y cuando le dijimos que no teníamos, tiró una piedra enorme y casi rompe la vidriera. Después sacó un cuchillo y amenazó a mi empleada. Si no me defendía con un palo, quién sabe cómo terminábamos”, relató una comerciante de la zona céntrica. El testimonio fue replicado por otros vecinos, que afirman que Palavecino lanza huevos y tomates a transeúntes, tira motos de clientes, insulta y amenaza a niños que juegan en la vereda.
Los testimonios son coincidentes y preocupantes. Según relatan, la mujer porta siempre armas blancas, tiene reacciones violentas cuando no recibe dinero o comida, y estaría atravesando una situación grave de consumo problemático de estupefacientes y alcohol.
“Todos la ayudamos durante años por respeto, porque es una persona con discapacidad. Pero ahora la situación se desbordó. Rompe autos, insulta, y nadie hace nada. La Policía dice que no puede intervenir por su condición, pero nosotros también tenemos derechos”, declaró otro vecino, visiblemente indignado.
En el hospital local, según fuentes médicas, también hubo incidentes. La mujer habría protagonizado una pelea verbal con personal de salud y luego intentado agredir a una persona con un objeto contundente. La situación escaló en cuestión de minutos y requirió la intervención de agentes de seguridad, que no lograron controlar la situación sin que ella se retirara por sus propios medios.
Falta de respuestas
Los vecinos de Mosconi aseguran que han elevado reiterados pedidos a las autoridades. “Fui hasta la Municipalidad, hablé con la intendenta. Nadie hace nada. Estamos esperando que pase una desgracia para actuar”, lamentó una vecina. También cuestionan la ausencia de políticas integrales para abordar casos de salud mental, discapacidad y adicciones en contextos de vulnerabilidad.
El principal temor es que ocurra una tragedia. “Los hombres no quieren intervenir porque si le llegan a pegar, terminan ellos presos. Pero ¿quién protege a los niños, a las mujeres, a los trabajadores?”, se preguntan.
Mientras tanto, el temor paraliza a todos en pleno centro mosconense, que exige medidas concretas: asistencia médica, intervención social y contención urgente para una mujer cuya situación personal no debe justificar que se vulneren los derechos del resto de la comunidad.
Una urgencia social
La historia de Patricia Palavecino no es aislada. Pone en evidencia la falla estructural en todos sus niveles para dar respuesta a casos donde se entrecruzan la discapacidad, las adicciones y la pobreza. Hoy, en Mosconi, hay miedo, bronca y frustración. Pero, sobre todo, una pregunta que se repite en cada esquina: ¿qué tiene que pasar para que alguien actúe?