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La contaminación del río Pilcomayo se sigue escribiendo con letra indígena. En la Triple Frontera, de Salta con Paraguay y Bolivia, el capitán grande del pueblo indígena Weenhayek, Francisco Pérez Nazario, expresó su preocupación por la situación crítica que atraviesan las comunidades indígenas del sur de Bolivia, a causa de la actividad minera descontrolada. En declaraciones a Radio ACLO Chaco, lamentó el "abandono de las autoridades departamentales y nacionales frente a la contaminación minera" en ese país, señalando que los pueblos originarios como los Weenhayek, Tapiete y Guaraní "han quedado a su suerte, sin recursos económicos ni técnicos para defender sus derechos ni su territorio".
Pérez criticó el rol de algunas ONGs que, en lugar de apoyar genuinamente, han actuado en alianza con el gobierno y los intereses, instrumentalizando a los pueblos indígenas para justificar proyectos extractivos sin considerar el daño ambiental ni la salud de las comunidades.
El capitán weenhayek fue enfático al señalar que la minería no solo destruye ecosistemas, sino que afecta directamente a la salud y medios de vida de los pueblos indígenas que dependen del río Pilcomayo, especialmente en época de pesca. "Consumimos el agua y el pescado del río. Nadie se ha preocupado por hacer estudios serios sobre la contaminación ni por verificar cómo está nuestra salud", dijo.
Preocupación por la situación ambiental
En tanto que el mburuvicha Esteban Romero, presidente de capitanes guaraníes del departamento de Tarija (Bolivia), también manifestó su preocupación por la situación ambiental del río Pilcomayo, especialmente en relación con la contaminación generada por la actividad minera en la cabecera de este afluente, en el departamento de Potosí. Romero recordó que los pueblos guaraníes han habitado ancestralmente a lo largo y ancho de las riberas del Pilcomayo, donde su sustento principal la pesca se ve gravemente amenazado por los desechos tóxicos que llegan al río. "No se puede sembrar ni producir en las orillas del Pilcomayo por el salitral, la pesca es nuestra vida", afirmó.
También señaló que "las empresas mineras continúan arrojando residuos contaminantes al río", pese a que aseguran tener sistemas de protección. Sin embargo, la lluvia y la erosión arrastran los sedimentos contaminados río abajo, afectando directamente a las comunidades indígenas y a otros habitantes del Chaco que dependen del Pilcomayo. En ese contexto, informó que se está llevando a cabo un estudio técnico con el apoyo de una organización no gubernamental francesa, con el fin de determinar científicamente el grado de contaminación del río. El estudio comenzó desde El Bañado La Estrella, punto donde el río se divide entre Argentina y Paraguay, y se extiende hasta las nacientes en Potosí.
"Carno no apta para el consumo"
El líder indígena habla de la investigación realizada por el CONICET, con apoyo de la Comisión Trinacional del Río Pilcomayo, que ya publicó sus resultados y concluye que "la carne del sábalo encontrado en la cuenca baja del río es apto para el consumo".
La investigación determinó los niveles de arsénico y metales pesados en sedimentos y agua desde los andes bolivianos hasta el río Paraguay. En ese tramo se registraron varios sitios de muestreo en el Gran Chaco, incluyendo el Pilcomayo y el Bañado La Estrella.
Se compararon estos niveles con sitios de referencia geológicamente similares pero que no fueron impactados por la minería, ubicados en diferentes brazos del Pilcomayo y el río Bermejo, que también nace en Bolivia. Estos análisis indicaron que la composición de metales en los sedimentos de la cuenca baja no puede ser explicada por la geología de la cuenca, sino que tiene un origen antrópico, relacionado con la actividad minera.
Ahora bien, el desafío es saber si esa contaminación, a la que están sometidos los peces, afecta en la carne que luego consume la gente. Los valores de metales pesados en los tejidos de sábalos que se encontraron en el cauce principal del río Pilcomayo y en el Bañado La Estrella (en Formosa) son mucho más altos que ejemplares de la especie de ríos como el Paraná. Sin embargo, tras los análisis, el CONICET concluye que su carne es apta para el consumo humano.
El Tribuno intentó comunicarse con fuentes del Gobierno de Salta sin poder lograrlo. Sin embargo, logró la comunicación Esteban Avigliano, doctor en ciencias biológicas, a cargo de la investigación del CONICET realizada con relevamientos durante 2022 y 2023.