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30 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El Mercosur es vital para los intereses de nuestros países

Domingo, 01 de diciembre de 2024 02:43
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La integración regional es una necesidad perentoria en América latina y, en particular, en el Mercosur. Sin embargo, las grietas ideológicas de las dos últimas décadas conspiran contra la cohesión de las naciones, porque las visiones unilaterales no permiten superar una relación que supere la dicotomía "amigo - enemigo".

El viernes próximo, el presidente Javier Milei asumirá la presidencia pro tempore del Mercosur en un encuentro que se realizará en Montevideo y del que será anfitrión Luis Lacalle Pou, en su última participación antes de transmitir el mando al presidente electo Yamandú Orsi; participarán además Luiz Inácio "Lula" da Silva, Santiago Peña, de Paraguay y Luis Arce, de Bolivia. Las diferencias polítícas y personales han dificultado la relación de Milei con Lula y con Arce, y lo mismo podría ocurrir en adelante con Orsi, del Frente Amplio.

La historia demuestra que la afinidad ideológica no garantiza cooperación ni acuerdos. Los estadistas deben mirar la confluencia de intereses nacionales y las posibilidades concretas de cooperación y estrategias comunes, especialmente, cuando se trata de países en desarrollo, como los nuestros, que corren el serio riesgo de quedar relegados de la cuarta revolución industrial.

La integración regional exige compartir infraestructuras de transporte, emprendimientos en materia energética y, especialmente, un sistema productivo y estrategias comerciales comunes para sumar peso en el mercado internacional.

No debemos olvidar que el Mercosur nació de una decisión alcanzada en 1985 entre los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney para celebrar el más importante acuerdo de cooperación nuclear del mundo, que consistió en el control mutuo y la información compartida entre Argentina y Brasil. De esa manera, ambos países abandonaron definitivamente la histórica condición de enemigos potenciales, dejaron de ese modo de constituir una hipótesis de conflicto y comenzaron a avanzar en la integración, que permitió celebrar, seis años después, el Tratado de Asunción, firmado por los presidentes Andrés Rodríguez, de Paraguay, Fernando Collor de Melo, de Brasil, Luis Lacalle, de Uruguay y Carlos Menem, de Argentina.

Las tres décadas transcurridas desde entonces, signadas por periódicas crisis de los mercados internacionales, el retroceso económico de América latina y las desavenencias ideológicas debilitaron al Mercosur, que sin duda necesita una actualización profunda. Pero los países que lo integran no pueden ilusionarse con romperlo para intentar alianzas con otros países. El reordenamiento del mundo en el siglo XXI muestra una fuerte competencia entre dos potencias económicas, EEUU y China, un viraje del centro económico desde el Atlántico hacia el Pacífico y una vertiginosa carrera tecnológica en la que nuestra región corre con desventaja. Es decir, es imprescindible colaborar para crear una economía competitiva, una estrategia comercial homogénea e impulsar cooperativamente la innovación productiva y el potencial tecnológico.

Hoy, Argentina, como hasta ahora Uruguay, se manifiestan "encorsetados" por la restricción para celebrar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur. Milei, interesado en celebrar un acuerdo de libre comercio con EEUU va a proponer una actualización, que debe ser compartida por todos los miembros activos; es decir oxigenar la alianza.

El Mercosur no debe dividirse, sino sumar fuerzas. Potenciar las ventajas y corregir las desventajas, Se trata, nada más y nada menos, que la región con mayor potencial agroalimentario, minero y energético en este nuevo mundo en ciernes; cuenta, además, con un patrimonio científico formidable que puede y debe ganar liderazgo y autonomía. El objetivo que propondrá Milei es la celebración de acuerdos de libre comercio, en conjunto, y de lo contrario autorizar que se los celebre por separado. Una iniciativa posible, pero es necesario no ignorar que el fortalecimiento regional depende de un cambio de actitudes; solo será viable cuando todos los miembros abandonen las actitudes militantes y actúen con la grandeza propia de los estadistas.

 

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