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Las cuentas de pobreza y pobres no cierran e hicieron saltar la térmica en el INDEC

Investigadores sociales advierten cierta ficción detrás de la mejora en el índice oficial y que aumentó el estrés económico familiar: "No alcanza la plata”.
Jueves, 21 de agosto de 2025 09:09
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“La baja en la pobreza no refleja una mejora en el consumo, y por eso hay cierta "ficción" detrás de las mediciones del INDEC", declaró en Mar del Plata el director de investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), Agustín Salvia.  “Es más real la caída de la indigencia que la de la pobreza. No solo porque sigue siendo alta, sino porque no refleja la capacidad de consumo”, agregó.

Y como la mayor parte de los ingresos de los hogares vienen del campo laboral, “en la coyuntura actual el estrés económico de las familias aumentó: no alcanza la plata”, aseguró.

El diagnóstico, más allá de las estadísticas, fue contundente. Casi en simultáneo renunciaban en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) el director de Estadísticas de Condiciones de Vida, Guillermo Manzano, y la directora del Índice de Precios de Consumo (IPC), Georgina Giglio, encargados  respectivamente de las mediciones de Pobreza e Inflación.

Salvia es especialista en la materia y, junto a Germán Santamaría, coordinador técnico de la Red Mar del Plata, presentaron recientemente un informe sobre pobreza multidimensional en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en el que se muestra que el 23,5% de los hogares está en situación de pobreza multidimensional y poco más del 35% tiene dos o más carencias simultáneas.

El índice de pobreza multidimensional tiene una parte que cuenta carencias de seis dimensiones básicas de acceso a derechos sociales: alimentación/salud, educación, trabajo, hábitat, servicios públicos y ambiente. 

Si bajó el porcentaje de personas afectadas fue porque aumentó la población, en virtud de que siguen habiendo muchas familias sin agua corriente ni cloacas y jóvenes que no terminan el secundario.

La novedad es que estos problemas no solo ocurren en las periferias, sino también en cascos urbanos centrales.

Pobreza multidimensional

Los tres indicadores de pobreza multidimensional que más se incrementaron en la pospandemia fueron: los problemas de acceso a la salud y la inseguridad alimentaria, el trabajo precario y, en menor medida, la educación. Afectaron sobre todo a los jóvenes adolescentes. En cuarto y quinto año, muchos adolescentes abandonan y no se reinsertan educativamente, advierten los autores del trabajo.

Las cuestiones planteadas por Salvia y Santamaría guardan relación con los cortocircuitos que trascendieron en el INDEC, que conduce Marcos Lavagna, en el contexto de las renuncias y de las demoras en la aplicación de las nuevas mediciones de pobreza, inflación y salarios, habilitadas desde el año pasado.

Al apoyarse en la nueva la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares del 2017-2018 (las mediciones actuales son de 2004), las metodologías, de aplicarse, podrían mostrar cambios en los resultados finales.

Aclararon al respecto Salvia y Santamaría que la pobreza por ingresos no mide bien la efectiva capacidad de consumo. 

“A partir del 2024, cuando asume Milei, hay un cambio importante en el sistema de precios. Las comunicaciones, el transporte, el gas, el agua y las tarifas tienen un valor muy alto. Y eso no está registrado en la canasta alimentaria ni en la canasta total”, sostuvieron. Y explicaron: “Esto hace que buena parte de esa recuperación de los ingresos se haya trasladado a gastos fijos, no a gastos corrientes, lo que implica menos consumo en alimentos, turismo o recreación. Es decir, la baja en la pobreza no refleja una mejora en el consumo”.

Al mismo tiempo, subrayaron que “la caída de la tasa de indigencia, según la EPH, está fuertemente asociada a un aumento de las Asignación Universal Por Hijo y la Tarjeta Alimentar”.

A lo que añadieron que, “al mismo tiempo, sigue habiendo un mercado de trabajo informal que permite generar ingresos de subsistencia en la población”.

Concluyeron: “Por eso hay cierta ficción detrás de la mejora en el índice. El INDEC tiene una deuda metodológica en ese sentido”.

Desigualdad

Los investigadores, al analizar las principales problemáticas sociales de la pospandemia, se refirieron a la brecha entre pobres y ricos, que se sigue agrandando. La inflación es la principal responsable de que haya una transferencia de ingresos de sectores de menores recursos a otros de mayores recursos.  Para un ingreso alto, la compra del supermercado representa un porcentaje menor. 

Para un ingreso bajo, es al revés. Si bien esa desigualdad disminuyó en 2024 respecto a 2023, la macroeconomía impactó en la redistribución de la riqueza. “En Argentina, con o sin kirchnerismo, hay un aumento en la concentración de ingresos en ese 3% ó 4% más rico en términos reales. Se sigue agrandando la brecha”, dijo Santamaría.

Otro dato es que las encuestas de hogares, ni la del INDEC o la de la UCA, captan lo que pasa en el 3% ó 4% más rico de la sociedad.

Finalmente ponen de manifiesto otro detalle estadístico no menor: que, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, para los segundos semestres hay dos picos de pobreza muy marcados. Uno en 2020, por la pandemia, y en el 2023 producto de la estanflación: estancamiento con inflación.

Y, si bien disminuyó la pobreza con respecto a 2023, tenemos niveles por encima de los valores prepandémicos, que ya eran altos.

Por otro lado, la indigencia muestra una baja marcada en el segundo semestre del 2024: pasó de 11,9% a 3,3%. Para los gobiernos es más fácil dar ayudas sociales que incentivar créditos o incentivar la creación de empresas, adujeron. 

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