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14 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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El Gobierno no emite señales claras para el futuro inmediato

Con los vetos a tres leyes cruciales, Milei solo muestra que no está dispuesto a ceder.Para sostener el equilibrio fiscal y gobernar en minoría, necesita acuerdos.
Domingo, 14 de septiembre de 2025 00:41
Milei aceptó la derrota electoral el domingo por la noche, pero se encerró en su ortodoxia y se abrazó al círculo íntimo que no lo cuestiona.
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Las elecciones del domingo 7, con la contundente derrota libertaria en la provincia de Buenos Aires, son un indicador del complejo momento que vive el país. El presidente Javier Milei nacionalizó innecesariamente el comicio provincial, se expuso a agresiones violentas, se engañó con respecto al peso de su liderazgo y perdió por casi 14 puntos.

En el imaginario colectivo, Milei fue derrotado por Axel Kicillof, que no eran candidatos. Ambos aspiran a postularse en las presidenciales de 2027. Pero para esa fecha faltan dos años, que a luz de la incertidumbre económica, política y social, parecen dos siglos.

La realidad es que La Libertad Avanza perdió, en gran parte, debido a la impericia estratégica del armado de listas integradas por desconocidos. A ello se sumó el desencanto de muchos de sus votantes de 2023, irritados por el estado permanente de beligerancia que impone el presidente y por errores políticos que surgen de la falta de contacto con la realidad real, no la de las redes o la del círculo de íntimos que han demostrado ser malos asesores. Ningún político que aspira a una transformación como la que promete Milei puede mostrar insensibilidad y falta de respeto por los discapacitados, el Hospital Garrahan, los jubilados y los empleados públicos, sean o no ñoquis.

La falta de convocatoria al diálogo fiscal con las provincias es una oportunidad perdida. El programa económico requiere un nuevo pacto.

A su vez, Axel Kicillof ganó porque tuvo la habilidad de unir a todos los intendentes. Ese es el secreto del peronismo: construir una cadena de apoyos en base a prácticas del clientelismo.

Ahora, para libertarios y peronistas, se abre un escenario diferente, nuevo. En lo inmediato, las elecciones nacionales del 26 de octubre. Nadie puede garantizar cuáles serán los resultados.

Si Milei se insiste en recortes sin diálogo, tras los vetos al Garrahan y las universidades, podría haber más bloqueos legislativos y judiciales.

Más allá de la coyuntura electoral, para el país se presenta un problema: Milei es un presidente que gobierna en minoría y destruyó todas sus alianzas y acuerdos. Además, sin poder de veto y sin posibilidad de gobernar por decreto, no queda otra que encontrar un sistema de equilibrio.

Milei perdió una semana asegurando que no se apartará un palmo de su rumbo y sacándose fotos con los más afines. El ensayo de las mesas políticas tiene mal currículum en nuestra historia.

Milei debió haber convocado a los gobernadores a la construcción de un acuerdo serio para salir del fundamentalismo libertario y transitar un camino de estabilidad fiscal y contención social. Un camino muy arduo en un país dividido entre mandriles y gorilas.

Decisiones conflictivas

Si bien el Presidente no puede mostrar pérdida de autoridad, su autoafirmación no hizo más que arrojar leña al fuego. Se radicalizó y produjo, sin dar explicaciones ni poner matices, una serie de vetos que solo agrandan la brecha: la Ley de Emergencia Pediátrica, la de Financiamiento Universitario, y la de reparto automático de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias.

Sea cual sea el resultado de octubre, sin capacidad de acuerdos, el Congreso seguirá siendo un campo de batalla y no un palacio legislativo.

La obsesión por sostener el "déficit cero", parece más el temor a que se caiga una de sus banderas que a la voluntad de sostener su programa. Simplemente, lo que se exige es mucho y requiere un clima de coincidencia con los sectores moderados y de acuerdo y negociación con los opositores razonables. No hay crisis política superable ni proyecto viable sin sabiduría política, es decir, sin prudencia.

De hecho, el clima se enrareció. La reacción de los mercados no se hizo esperar: suba del dólar, aumento del riesgo país y caída de bonos argentinos. En paralelo, se multiplicaron las críticas dentro del propio oficialismo y entre sus aliados como el PRO, que tomó distancia.

Proyecciones para los comicios de octubre

Analistas y encuestadores coinciden en que el resultado electoral del domingo anterior puede tener consecuencias significativas de cara a las elecciones nacionales del 26 de octubre, así como sobre la estabilidad fiscal y la gobernabilidad.

Los sondeos muestran un escenario de creciente incertidumbre:

Cambio de clima político: La victoria del peronismo en Buenos Aires fue interpretada como un "voto castigo" al gobierno nacional. Según el Observatorio de Psicología Social Aplicada (UBA), el 68% de los votantes eligió en función de temas nacionales, y el 43% de los electores de Fuerza Patria lo hizo para "castigar" a Milei.

Desgaste: Consultoras como Aresco y CB Opinión Pública proyectan que el oficialismo podría perder terreno en octubre, con Fuerza Patria consolidando su ventaja. La imagen positiva de Milei sigue en torno al 51%, pero su imagen negativa volvió a subir al 39%.

Polarización y desinformación: Opinaia detectó un alto nivel de confusión entre los votantes y una baja predisposición a participar (solo el 70%). Esto podría afectar la legitimidad de los resultados.

Repliegue del núcleo duro: El voto libertario parece reducido a su base más fiel, mientras que el peronismo logró captar votantes por razones económicas concretas, como el deterioro del poder adquisitivo y el recorte de programas sociales.

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