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Urtubey entre limas y serruchos

Lunes, 15 de octubre de 2012 10:09
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Ninguno de ellos pertenece al pelotón “ruido de lata”, como denominan con sorna a los dos o tres entusiastas encargados de agraviar a opositores, según el libreto que les bajan desde la usina de propaganda del oficialismo. No toman en serio al ministro con dilatada trayectoria en el PRS, quien goza de merecida fama por su ineficacia en la gestión pública, ni al joven e impulsivo diputado exradical, quien también debe remar con su condición de sapo de otro pozo. Ambos, destacados integrantes de la agrupación calumnias e injurias, hablan con el fanatismo al que los obliga su condición de conversos.

Es que en el Senado de la provincia, el que grita pierde. Prefieren manejarse en la negociación discreta y de bajo perfil con el Poder Ejecutivo, cuidando su parcela de poder departamental, amenazada permanentemente por el serrucho de la relación directa del Gobierno con los intendentes. Así ha sido siempre y así será. No son protagonistas de grandes discursos y sus sesiones aburren hasta a los más entusiastas. Pero tienen la llave de los acuerdos a jueces y magistrados del Poder Judicial, entre otros asuntos de importancia institucional, además de resolver con su media sanción la aprobación de las leyes.

Son 18 justicialistas y 4 aliados oficialistas que dicen no estar dispuestos a sufrir más papelones como el que les propinó la única opositora, la senadora radical por Cafayate, Silvina Vargas, cuando presentó un pedido de informes dirigido al ministro Carlos Parodi y al hermano del gobernador sobre el manejo del dinero del Fondo de Reparación Histórica del Norte. Interrumpieron entonces la sesión y saltaron de sus bancas para consultar al Grand Bourg sobre el pedido que Rodolfo Urtubey aseguran- pidió que sea rechazado, pues se sintió “agraviado por la sospecha”.

-Nos hizo quedar como alcahuetes, disparó en confianza uno de los senadores más experimentados del PJ.

De manera que conducidos por los experimentados y astutos Mashur Lapad y Alfredo “Pucho” Jorge, aguardaron el momento oportuno para pasar la factura correspondiente: llegó cuando alarmados por la demora y el silencio de radio de la Cámara alta sobre el acuerdo para algunas designaciones en el Poder Judicial, desde el Grand Bourg llamaron para que se agilizen. Les hicieron saber que estaban molestos por el destrato que recibían por parte de algunos funcionarios y por la realización de obras en los municipios de las que se enteraban por la prensa.

Rápido de reflejos, “Pucho” Jorge le sugirió al Gobernador que se encontraran el domingo 7 de octubre en el Hotel Termas de Rosario de la Frontera, en una reunión a la que concurrieron también algunos ministros, diputados e intendentes del justicialismo. Así ocurrió y entre las aclaraciones de rigor por parte de los funcionarios, ante los presuntos destratos y ninguneos de los que se quejaban algunos senadores, la reunión terminó con abrazos cordiales y la promesa de evitar a futuro los malentendidos. Que por cierto seguirán ocurriendo y provocarán alguna preocupación en el gobierno, cuando los senadores dispuestos a que los escuchen, vuelvan a provocar ruido con su silencio e inactividad.

Los intendentes

La misma inquietud que los senadores sintieron, ante la relación directa que el gobierno provincial mantiene con los intendentes, debió haber sufrido Juan Manuel Urtubey cuando se enteró que habían culminado con éxito, los entusiastas esfuerzos del jefe comunal de Rosario de Lerma, Sergio “El Topo” Ramos, para que todos los caciques municipales se trasladaran a la Capital Federal, donde participaron de una reunión encabezada por el ministro Julio de Vido.

No hay que pensar que desconocía las gestiones. Al contrario, conocía cada uno de los movimientos porque el propio Ramos lo tenía al tanto. Pero convengamos que no debió sentirse muy cómodo ante esa relación “face to face” con los intendentes salteños por parte del devaluado titular del Ministerio de Planificación Federal, encargado por la Presidenta de moverle el piso con los barones del conurbano bonaerense a Daniel Scioli, prometiéndoles obras y recursos que al gobernador de Buenos Aires no le sobran.

Está claro que Urtubey no tiene el mismo rango que Scioli, en materia de desprecio por parte del kirchnerismo. Pero está advertido de que en el entorno de Cristina, desconfían de su ambigedad y también de sus antecedentes en materia de lealtades sucesivas.

Así las cosas, los 54 intendentes rodearon la semana anterior un estrado desde el que De Vido repartió promesas de futuras obras, que comenzarían a ejecutarse en diciembre próximo y en el que a Urtubey se lo percibió como a un invitado más. Un poco incómodo, para qué negarlo.

Quizás esa lima o serrucho que le mostraron, entreabriendo el saco, expliquen alguna sobreactuación del mandatario en las últimas semanas. Fue el único gobernador que condenó con dureza las protestas de gendarmes y prefectos. Y se vio obligado a remarcar en la reunión de Rosario de la Frontera su adhesión al “liderazgo indiscutido de Cristina”. ¿Le creerán?

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