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De la ambición de poder, e inmerso en un universo que todavía la Justicia no pudo resolver ni erradicar, al mundo del vértigo y la adrenalina, así podría calificarse el cambio que el exlíder de Los Borrachos del Tablón Adrián Rousseau generó en su vida. Actualmente compite en el Campeonato Argentino de Velocidad, a bordo de una Yamaha R1 (2010) y forma parte del VM Racing. Es uno de los líderes en la categoría superbike B, y ayer no pudo conseguir el po dio en Salta.
En diálogo con El Tribuno, el líder millonario que estuvo involucrado en hechos delictivos actualmente señaló estar “alejado de todo y transitando por un “cambio”. “Estoy en otra historia, el pasado ya es pasado. Hay que hacer un cambio y yo, de a poco, lo estoy haciendo”, sostuvo, y aclaró “de River no voy a dejar de ser nunca, soy de River hasta la muerte”.
Un punto de inflexión en los barras riverplatenses fue el recordado y lamentable episodio de la “guerra de los quinchos”, en febrero del 2007. En la previa del partido que River perdió con Lanús, en el sector donde la familia millonaria comparte asados y “buenos momentos”, los líderes de Los Borrachos del Tablón, Alan Schlenker y Adrián Rousseau, dividieron el grupo en dos.
El primero junto a los de Palermo, y el actual piloto junto al recordado Gonzalo Acro y demás facciones, muchas de ellas con empleados del club. Lo que había comenzado con una discusión terminó a los tiros, con chicos y familias enteras que esperaban al club de sus amores de la mejor manera. Después de ese episodio, hubo enfrentamientos constantes entre las dos facciones más pesadas de la barra millonaria. Enfrentamientos que siguieron hasta la muerte de quien se señala era la mano derecha de Rousseau: Gonzalo Acro.
Si bien el vínculo de Rousseau con Los Borrachos es de larga data, la fecha del 9 de agosto del 2007 marcó un antes y un después en la historia de Rousseau pero también de los exlíderes “del tablón”. En aquella ocasión, Acro recibió dos tiros en la cabeza tras salir de un gimnasio en Villa Urquiza (Buenos Aires). El barra, apodado Gonzalito, falleció tras 30 horas de agonía en el Hospital Pirovano. Después del episodio, los hermanos Schlenker, Alan y Williams, fueron condenados a cadena perpetua pero siguen en libertad hasta tanto la sentencia quede firme.
Por su parte, Rousseau no puede ingresar al Monumental, “tengo una suspensión del club para levantarla necesito que la Justicia firme un aprobación”, dijo, y también que se desvinculó de los barras: “Muchos han salido a decir por la televisión que estoy atrás de los muchachos que están en River y nada que ver”.
“Toda mi vida hice deportes en River, desde los 15 años, inclusive he representado a club como federado en taekwondo, y si tengo que volver no veo que esté mal, puedo volver a hacer deportes en el club como lo hice toda la vida”, señaló respecto a su futuro y al club de Núñez. Acerca del cambio que dice estar realizando en su vida, comentó: “Uno aprende en la vida, a veces hay cosas que están buenas y otras que son malas. No me arrepiento de nada, las cosas que pasaron no fueron mal intencionadas y fueron por culpa de otra persona. El diablo metió la cola, que se va a hacer”.