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Irma Rosa Chica manifestó que no tiene dudas de que la Policía local tuvo activa participación en el secuestro y asesinato de su esposo, el periodista Luciano Jaime. “Ellos me lo mataron porque cuando la policía hacía alguna chanchada mi marido siempre se enteraba y por eso le tenían bronca”, sentenció la mujer ayer al declarar como testigo en el juicio por la megacausa de la UNSa. Aseguró que Jaime le comentó haber visto en la Policía Federal al gremialista Eduardo Fronda y que le llamó la atención que luego éste apareciera asesinado. Dijo que cuando se enteró de la muerte del cronista del diario El Intransigente la citaron a la Central de Policía y que allí le exhibieron retazos de prendas de vestir halladas en el paraje Encón Chico, donde el 14 de febrero de 1975 aparecieron los restos destrozados de Jaime por la acción de un artefacto explosivo. “Lo único que había eran las dos piernas y al cajón me lo entregaron cerrado”, contó. La testigo recordó que seis meses después ella fue víctima de un secuestro cuando un grupo de encapuchados irrumpió en su vivienda de la calle Virgilio Tedín, en horas de la madrugada. “Estaban armados, me vendaron los ojos, me cargaron en un camioneta y me abandonaron en un lugar desconocido fuera de la ciudad”, dijo. Según la mujer, la hicieron arrodillar con evidente intención de fusilarla. “Era gente de la policía, que en esos años decidía por la vida de las personas y mi esposo pagó las consecuencias de ser periodista”, dijo