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Dialogando sobre convergencias entre el inglés y el español, mi hija Selene me pidió que dedicara una de mis columnas al tema que titula este artículo. Ella, en efecto, se mostraba molesta por el uso poco controlado que se hace de este vicio de la lengua por parte de muchos usuarios competentes en la escritura semiformal y formal.
Para Martín Alonso, la redundancia es la “repetición inútil de un concepto”. El DRAE, por su parte, la define del siguiente modo: “Sobra o demasiada abundancia de cualquier cosa o en cualquier línea. // 2. Repetición o uso excesivo de una palabra o concepto. // 3. Cierta repetición de la información contenida en un mensaje, que permite, a pesar de la pérdida de una parte de este, reconstruir su contenido”. El “Diccionario de uso del español” de María Moliner agrega lo siguiente: “Empleo de palabras innecesarias por estar ya expresado sin ellas lo que ellas dicen. // 2. En teoría de la comunicación, uso de elementos que no son necesarios para la comprensión del mensaje pero que permiten reconstruir su contenido en caso de que se pierda una parte de este”. A su vez, esta palabra proviene de la latina “redundo, redundas, redundare”, cuyo significado es, según el “Diccionario de la lengua latina” de Luis Macchi, “rebosar, ser muy abundante, inundar, desbordarse // redundar, ser superfluo // haber con exceso, existir en abundancia”. Por ejemplo, “redundare dígito” significa en latín, "tener un dedo de más', hecho bastante habitual que dio origen al apellido Seisdedos.
“Rebuznancias”
En primer lugar antes de avanzar en el análisis y ejemplificación sobre esta situación lingística, quiero explicar la palabra del título que figura entre comillas. No es difícil que se hayan dado cuenta de que tiene que ver con la “voz del asno”, como informa el DRAE sobre la palabra "rebuzno', cuyo verbo es "rebuznar', originado en la palabra latina “re-
bucinare” "tocar la trompeta', aplicada luego al sonido repetitivo (re-
buzno) producido por el asno, o burro para nosotros.
Entre los colegas que enseñábamos el castellano en la secundaria, en la década del '70 y siguientes (desconozco si aún hoy se usa), se decía la palabra "rebuznancia' para referirse a una exageración de la repetición de palabras. Es decir, una rebuznancia era superior a una mera redundancia. Quizá se haya originado en el sonido repetitivo del asno, pero también tenía otra connotación que apuntaba a ese animal, con el mismo sentido con el que se le aplicaba a un alumno “porro”, colocándole sus largas orejas, como testimonia el cantito que enseñaban a nuestros hijos, y a nosotros mismos en el pasado: “No sabe, no sabe, / tiene que aprender; / orejas de burro / le vamos a poner”.
Cabe este burlesco y sonoro adjetivo, por lo tanto, a aquellos que, en alguna ocasión de sus escritos, “exageran la repetición”.
Un vicio fácil de controlar
Características propias de una buena escritura son la "concisión' acompañada por la "precisión'. Ser conciso implica la brevedad, que no es sinónimo de resumen o esquema, sino que apela al uso de las palabras estrictamente necesarias para la elaboración del mensaje, de modo que este llegue al destinatario clara y entendiblemente. La precisión, por otra parte, tiene estrecha relación con aquella: requiere de pocas palabras, pero que sean capaces de definir exactamente lo que el hablante quiere trasmitir a su interlocutor.
"Pleonasmo' es sinónimo de "redundancia'. Según el “Manual de estilo de la lengua española”, de José Martínez de Sousa, es la palabra o enunciado que se añade a una oración sin que se modifique su significado. En “Me duele mi brazo izquierdo”: el posesivo "mi' es innecesario porque con el pronombre personal "me' se especifica que se trata del propio y no de otro ajeno. Lo mismo pasa con “A las ocho semanas después del accidente...”, con la reiteración. Debía decirse: “A las ocho semanas del accidente” o bien “Ocho semanas después del accidente...”, para no repetir el concepto. En ambos casos se trata, pues, de pleonasmos negativos: es inconveniente utilizar esas repeticiones. Sin embargo, en el siguiente ejemplo paradigmático: “Lo vi con mis propios ojos”, se justifica la reiteración porque se trata de un refuerzo afirmativo, es decir, un énfasis sobre lo que se está hablando, de modo que al interlocutor no le quepan dudas sobre lo que se le está diciendo. Otro ejemplo similar sería: “Yo mismo me encargaré de reclamarle”, un pleonasmo positivo porque el adjetivo "mismo' refuerza el sentido de "yo', que por sí solo podría cumplir su función.
Martínez de Sousa proporciona una lista de pleonasmos correctos (o, al menos, no condenables, como él dice), algunos de los cuales no lo son tanto para nosotros, como "subir arriba' y "bajar abajo', muy propios de los españoles. Amén de los dichos, lista los que siguen: "salir afuera', "entrar adentro', "volar por los aires', "caer escaleras abajo', "a nosotros no nos pertenece'. Además de estos, recordemos otras formas que están encarnadas en nuestro uso: "No vino nadie', una doble negación que, en principio, al ser tal se trataría de una afirmación ("alguien vino'). Sin embargo, por la fuerza de la costumbre y sobre todo por su sentido enfático, otorga mayor fuerza a lo afirmado. Nos damos cuenta de ello porque, cuando pronunciamos esta frase, acentuamos (o ponemos más fuerza en) la palabra "nadie' para robustecer nuestro mensaje.
Hay locuciones de este tipo solamente admisibles en la lengua oral espontánea, pero no en la escrita, máxime si es formal. En "no lo haremos nosotros tampoco' es clara la doble negación. Podríamos decir "tampoco lo haremos nosotros'; en cambio, con la doble negación pretendemos otorgarle mayor fuerza de un modo indebido. Más ejemplos en los que se encuentran refuerzos no admitidos: "Esta ley está actualmente en vigor'; "Ya hemos hablado sobre ello con anterioridad'. Las que siguen son muy conocidas y reiteradas: "período de tiempo', "espacio de tiempo' (esta última, además de redundante, es impropia porque confunde dos conceptos opuestos: o es "espacio' o es "tiempo': no debe confundírselos). Se incurre, asimismo, en una falta si leemos en un libro: "tercera edición actualizada'. En efecto, si es edición, se entiende que es actualizada. En caso contrario, sería "reimpresión', pero no "otra edición'.
Concluyo con otras muestras de la lengua hablada, recordando que, si bien son adecuadas para esta, no debe transferírselas a la lengua escrita semiformal y, mucho menos, a la formal; al lado de cada una de ellas, consigno la correcta para la escritura: "el día de hoy': "hoy'; "aterido de frío': "aterido' o "pasmado de frío'; "partitura musical': "partitura' o "texto musical'; "prever con anticipación': "prever' o "ver con anticipación'; "vuelvo a reiterar': "reitero' o "vuelvo a decir'; "tiritar de frío': "tiritar'; "subrayó debajo': "subrayó'; "línea del horizonte': "horizonte'; "urbanizar la ciudad': "urbanizar'; "alza de precios': "alza'; "hija mujer / hijo varón': "hija', "hijo'; "pequeña niñita': "niñita' o "pequeña niña'...