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El Salar de Arizaro, considerado uno de los paisajes más imponentes y remotos del noroeste argentino, fue escenario de un hallazgo tan insólito como alarmante. En los 5 kilómetros relevados entre Tolar Grande y el Cono de Arita, ambientalistas detectaron cientos de botellas descartables que, lejos de contener agua, estaban cargadas de un líquido amarillento: orina.
Según denunciaron en un video que rápidamente se viralizó en TikTok (@ambienta\_listos), choferes que recorren habitualmente el trayecto hacia los proyectos mineros realizan sus necesidades dentro de las cabinas y luego arrojan los envases al costado de la ruta. “No solo es el impacto por el plástico, sino por el líquido que es sumamente contaminante”, señalaron.
El panorama no es menor: cuadrillas de la Municipalidad de Tolar Grande, junto con empresas mineras de la región, suelen organizar tareas de limpieza. Sin embargo, la extensión del trayecto y la frecuencia del tránsito hacen casi imposible controlar el problema. “En pocos kilómetros encontramos cientos de botellas, y sabemos que hay muchas más. Es asqueroso”, remarcaron los voluntarios.
Más allá del impacto visual y sanitario, la preocupación apunta también a quienes deben manipular esos residuos. La exposición al contenido implica un riesgo de contaminación y enfermedades, lo que vuelve la tarea de recolección aún más delicada.
En su mensaje, los ambientalistas apelaron a la conciencia colectiva: “Salta no está tan linda con estas actitudes. Cambiemos la mentalidad. Cuidemos Salta, cuidemos el planeta”. Recordaron que la actividad minera resulta clave para el desarrollo económico de la provincia, pero advirtieron que la protección del medio ambiente es un compromiso irrenunciable para todos los salteños. Por eso, hicieron un llamado a la reflexión y a la responsabilidad individual, especialmente a quienes transitan el trayecto y arrojan residuos que terminan contaminando un paisaje único en el mundo.