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Israel lanzó ayer más de 200 ataques a la Franja de Gaza, informó el ejército, en represalia por los incesantes ataques con cohetes lanzados por Hamas contra el estado judío, dos de los cuales alcanzaron Jerusalén y Tel Aviv.
Los nuevos ataques, según los funcionarios de Gaza, causaron 10 muertos, destruyeron la sede del primer ministro de Hamas, varios túneles y otros centros insurgentes.
En tanto, los milicianos palestinos lanzaron un cohete contra Tel Aviv por tercer día consecutivo. Las sirenas de ataque aéreo volvieron a sonar en la ciudad, y los estallidos resonaron. Hamas dijo en Gaza que habían lanzado un cohete Fajr 5 de fabricación iraní. Según Israel, el misil fue interceptado por las baterías llamadas Cúpula de Hierro.
Invasión terrestre inminente
Además, la aviación israelí siguió castigando sus objetivos originales, los depósitos de armas de los insurgentes y baterías de cohetes subterráneas. Igualmente se cebaron con especial intensidad en las baterías de superficie de cohetes. El alto mando ha movilizado miles de reservistas y emplazó la tropa, tanques y otros vehículos blindados junto a la frontera con Gaza, indicio de que una invasión terrestre podría ser inminente.
Los insurgentes han lanzado unos 500 cohetes contra el estado judío, incluyendo otros nuevos, de largo alcance, que cayeron por primera vez en Jerusalén y Tel Aviv.
Diez personas, ocho de ellas insurgentes, fueron muertas y decenas más heridas ayer en varios ataques, dijo el funcionario de salud de la franja costera Ashraf al-Kidra. En total, 40 palestinos, 13 de ellos civiles, y tres israelíes civiles han muerto desde el comienzo de la operación.
La violencia extendió la inestabilidad que atenaza al Medio Oriene. Al mismo tiempo, las revueltas populares contra sus gobernantes han creado nuevas posibilidades para Hamas. Los islamistas en Medio Oriente han salido fortalecidos. Hamas había sido soslayada por la comunidad internacional por su negativa a reconocer a Israel y renunciar a la violencia.
“Respondimos la agresión”
El edificio de oficinas donde estaba el despacho del primer ministro de Gaza, Ismail Haniye fue reducido a escombros por un ataque aéreo que también destruyó ventanas en casas aledañas. Haniye no estaba dentro del inmueble en ese momento.
El jefe de seguridad del edificio dijo que “respondimos la agresión y pegamos en lo profundo de su tierra”, en referencia al ataque del viernes.