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El Tribunal Oral Federal de Salta escuchó el testimonio de otras personas en el juicio por la megacausa de la UNSa que se desarrolla desde mediados de mayo en la Ciudad Judicial. Ana Laura Ramona Cruz, una perseguida política, contó detalles de la represión ilegal en Salta a partir del 24 de marzo de 1976 y que para salvar su vida tuvo que exiliarse en Estados Unidos junto a su hijo de seis años. Contó que era compañera de trabajo en el Instituto Provincial de Seguros de Carlos Enrique Mosca Alsina, el estudiante que fue secuestrado y desaparecido el 4 de agosto de 1976 cuando salió de su casa a comprar cigarrillos. “Mi impresionaba ver al padre de Enrique que todos los días iba al IPS a preguntar si sabíamos algo de su hijo”, contó. Dijo que también fu testigo del secuestro y desaparición del estudiante del UNSa Pedro Tufiño, quien era vecino suyo en el barrio Casinos. “Por la mirilla de la puerta vi cuando lo entraban a un auto”, relató Cruz.
María Encarnación Martínez se refirió al caso del adolescente Martín Miguel Cobos, quien fue acribillado luego de que un grupo de tareas de la Policía de la Provincia allanara su domicilio, en la madrugada del 24 de septiembre de 1976. El chico se asustó y trató de buscar refugio en la casa de los Martínez. “El portón estaba siempre abierto, pero esa noche mi padre lo cerró y allí Martín quedó acorralado y lo mataron”, refirió la testigo. “Llamamos a la policía para que recogiera las balas y levantara huellas; hasta hoy la seguimos esperando”, señaló la mujer. Carmen de Corimayo calificó como horrorosa la noche que asesinaron a Cobos. “Nos despertamos con un estruendo y alcancé a meter a los chicos bajo la cama”, contó. Dijo que una de las balas perforó la ventana y se incrustó en el ala de un pato de peluche que estaba sobre el placard. “Me conmovieron los gritos de dolor de la madre de Martín en la calle”, recordó la testigo.
También declararon dos exsoldados de la Guarnición Ejército Salta que estuvieron bajo el mando del entonces subteniente Marcelo Gatto, uno de los imputados por la desaparición del conscripto Víctor Brizzi. Raúl Gareca y Juan C. Alvarez coincidieron en que Gatto les pidió a ambos que atestiguaran. No fue mucho lo que aportaron ya que ninguno conoció a Brizzi y tampoco se enteraron de que la víctima habría desertado como informó el Ejército para justificar la desaparición del cons cripto.