Se puede decir que 2012 no fue un buen año institucional para los clubes grandes en Salta, más precisamente para el santo que terminó intervenido; y para el albo, que siguió bajo la sombra del órgano fiduciario.
Los clubes grandes de Salta tuvieron un año particular en materia institucional.
La inestabilidad emocional de sus dirigentes hizo mella en Juventud Antoniana, mientras Gimnasia fue más de lo mismo por imposición judicial, pero también por impericias jerárquicas.
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Se puede decir que 2012 no fue un buen año institucional para los clubes grandes en Salta, más precisamente para el santo que terminó intervenido; y para el albo, que siguió bajo la sombra del órgano fiduciario.
Los clubes grandes de Salta tuvieron un año particular en materia institucional.
La inestabilidad emocional de sus dirigentes hizo mella en Juventud Antoniana, mientras Gimnasia fue más de lo mismo por imposición judicial, pero también por impericias jerárquicas.
Que Central Norte sea el único club, entre los grandes salteños, con una comisión directiva homologada como los estatutos mandan, marcan a las claras el rumbo que tomaron los otros dos.
Ni Rubén González, luchador, polémico y verborrágico dirigente antoniano, pudo conducir al santo que se iba derecho a la quiebra. Las deudas, sobre todo de gestiones anteriores, lo acorralaron, lo hicieron equivocar en los armados de los planteles que compitieron deportivamente y lo obligó a tener que convivir con más problemas y una oposición más destructiva que competitiva.
El santo armó un cabaret en sus oficinas; luego de las asambleas suspendidas en 2011, las acusaciones y peleas fueron una constante en el último periodo. ¿El final?, una precipitada y agarrada de los pelos intervención, ordenada por el mismísimo gobernador Juan Manuel Urtubey, hincha profeso antoniano.
Para Gimnasia, para sus socios, el 2012 fue una decepción. Las esperanzas de volver a tener un presidente democrático quedó echo trizas cuando la jueza volvió a prorrogar el mandato del órgano fiduciario. Ni desprendiéndose de una de sus propiedad fue la solución definitiva luego de diez años del triunvirato. Y siguen... La subcomisión de fútbol que encabeza Ramiro López, por lo menos, otorgó algo de sustento, pero en la Vicente López no ven las horas de volver a la normalidad dejando ya en el olvido el 2012, el de la gran decepción.
El santo no convenció, el albo ilusionó y el cuervo, solo clásicos
En la cancha, Juventud fue un reflejo de sus desaciertos dirigenciales y de la convulsión institucional. Falló en la primera mitad de año en el play-off contra Juventud Unida de San Luis, siguió apostando con el DT Iván Delfino y si bien cierra el año de mitad de tabla hacia arriba, nunca convenció. La peor de todo es que perdió todos los clásicos con Central Norte en el año y también contra el albo.
Gimnasia, sin dudas que fue de menor a mayor. Terminó mal el primer semestre, eliminado por Rivadavia de Lincoln, pero fue la sensación en la segunda mitad de año. Mantuvo al Tano Riggio como DT, sumó buenos refuerzos y alcanzó una marca de trece partidos sin derrotas con once victorias consecutivas. Y aunque no pudo ganar en los últimos partidos, su gran campaña lo puso prácticamente en la ronda final del Argentino A.
Con Hubert Piozzi a la cabeza, Central ilusionó al fútbol salteño hasta que allá por el mes de mayo, Sportivo Belgrano lo eliminó en semifinales de la promoción por el ascenso. Mantuvo la base, a su goleador Enzo Noir, repatrió a jugadores de su último ascenso, a Cristian Zurita y, sin embargo, defraudó. La mala campaña del último semestre motivó la partida de Piozzi y dejó al equipo fuera de la zona de clasificación, solo con la esperanza de mejorar en el 2013 con la llegada de Omar Jorge a la conducción técnica. Lo mejor, los clásicos ganados ante el santo y por goleadas.
River (E) y la fiesta de peye
El 2012 será inolvidable para River de Embarcación. Su gran campaña en el Torneo del Interior, aunque haya perdido la final y la promoción, tuvo su recompensa: fue invitado por primera vez al Argentino B, un orgullo para el norte provincial. Junto a Mitre, de la Capital, sufre el torneo pero no deja de luchar por su supervivencia.
Por otro lado, en Villa Cristina faltó la comparsa nomás, Pellegrini se encargó del resto. Peye hizo delirar a uno de los barrios más populares de la ciudad con la obtención de su primer Torneo Anual de la Liga Salteña. En una dura final contra San Antonio, el equipo de Marcelo Peñaloza hizo historia y elevó su nombre en el fútbol local.