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Tres policías suspendidos por un día y una vicedirectora con un llamado de atención en su carpeta de antecedentes, fue el resultado de un indignante accionar sobre dos alumnos discapacitados mentales de la escuela especial 5074 Virgen del Rosario de Cafayate. Todo ocurrió el 2 de agosto.
La situación se planteó cuando una maestra denunció un supuesto robo de dinero de su cartera. La acusación recayó directamente sobre dos de sus alumnos, a quienes los aislaron en otra aula para revisarlos. No encontraron nada.
La madre de uno de los alumnos no dudó en denunciar el hecho en la Policía. Esperó en vano 14 días por una respuesta y por contención para su hijo, pero frente a la inacción estatal, decidió contarlo públicamente.
Los niños sufrieron, dentro de su propia escuela, un vergonzoso cacheo de los policías que se constituyeron para investigar la presunta sustracción de $1.500 de la docente.
Frente a ella, la vicedirectora y la psicóloga del establecimiento, les bajaron los pantalones, les revisaron sus mochilas y, como no tenían nada, los enviaron a la casa. Todo ello con el agravante de que salieron más tarde de lo habitual, el transporte no los esperó y tuvieron que volver hasta Animaná caminando, ante la angustiante espera de sus familias.
Solo cuando la situación tomó estado público provocó un sacudón en los organismos estatales, que decidieron enviar una comisión de Educación y de Derechos Humanos.
Los padres de ambos alumnos recibieron solo promesas: mayor contención psicológica y jornadas de convivencia. Así, entre charlas y pedidos de disculpas, se sucedieron los días y concluyó el año lectivo sin cambios. En definitiva, el daño caló muy hondo, ya que ambos se negaron sistemáticamente en el último cuatrimestre a volver a la escuela y retomar sus vidas en los talleres terapéuticos.
La última propuesta lanzada a las familias fue incorporarlos a otra escuela, en San Carlos, pero la alternativa oficial, concluido el ciclo escolar, no tuvo eco en los chicos que no pudieron superar el mal trance.
Las instituciones, en este caso, fracasaron: los policías que no tuvieron formación suficiente para actuar en este tipo de situaciones que involucran a menores, y peor aún, la escuela y sus docentes, que abandonaron a dos adolescentes especiales y los sometieron a la humillación y a la discriminación. Las sanciones en nada se comparan con el daño infligido a los chicos, que terminaron abandonando la escuela en una edad clave, sumidos en el temor y la vergüenza.