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“Es increíble, pero después de que la Policía reconoció al reportero gráfico de El Tribuno trabajando en el lugar de la detención de los cuatreros, el lunes por la noche, en las primeras horas del martes se apersonó el comisario de San Lorenzo a decirnos que no hiciéramos públicos nuestros pesares, que la cosa se iba a arreglar en unos días”, dijo Rosa Flores (48), la jefa de la familia. “Qué se va a arreglar en unos días! si en tres años nos estuvieron robando dos vacunos por mes y luego los faenaban y hacía embutidos que vendían en San Lorenzo. Los "huelleamos', les proporcionamos a los policías el lugar de comercialización del fruto de nuestro trabajo, pero nada. ¿Qué recibimos a cambio? Solo allanamientos, amenazas y tentativas de homicidio. No, señor, no. Hoy, los doce hermanos Flores dijimos basta, de aquí no nos van a mover ni aunque nos roben todo, aunque nos quedemos sin corrales. Aun así vamos a seguir con nuestra musiquita, que es el trabajo”.
Por otra parte, Miguel Flores (39) reflexionó: “Esto es un legado de nuestro padre, un gaucho como pocos a quien le debemos todo, hasta el sentido de familia que tenemos. A su memoria no le podemos fallar, no nos van a correr con la vaina ni haciéndonos promesas de paraísos inexistentes ni metiéndonos miedo. Somos gente de campo con el cuero duro”.