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Con mucho pesar ratifico los términos vertidos por el Sr. Villa en su carta publicada el pasado 14 de febrero, respecto a la atención que reciben los afiliados al Pami en el Hospital Militar. Mi experiencia se remonta a 2007 y 2008 y, por lo visto nada ha cambiado.
A mis padres pude cambiarlos de núcleo asistencial en 2010 debido a la “desatención” que sufrían en aquel Hospital. Desde el médico de cabecera pasando por la guardia, turnos tardíos, teléfonos que no eran atendidos, etc.
Hice saber de estas anomalías oportunamente y en forma pormenorizada a las autoridades del Pami, como así también al médico gerenciador de la delegación del Pami en el Hospital Militar.
Sin embargo. según relata el Sr. Villa, a la fecha todo sigue igual. Los abuelos están totalmente indefensos, tienen terror de quejarse; muchos accedieron a la jubilación con la llamada “jubilación de amas de casa” y por esto creen que el servicio que se les presta es gratuito y que no tienen derecho a quejarse. Aquí procedería una campaña de concientización de sus derechos porque sus obligaciones de aportes y las nuestras como activos para sostener el Pami están plenamente cumplidas .
Aurora Sandoval
Ciudad