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Tras el final del dramático pàrtido en Manchester, fue el jugador más buscado, más besado, más amado. Sergio Agüero dejó su marca indeleble en la Premier League y especialmente en el City, esa ciudad industrial que no veía levantar un trofeo a este equipo camiseta color del cielo desde 1968. Cuando los hinchas invadieron el campo, todos querían siquiera tocar a ese jugador bendito, también llamado yerno de Dios (por su vínculo familiar con Maradona).
Estaba rodeado por miles de personas y él no entendía nada. “Cuando terminó el partido me agarraron entre un montón, lo único que entendía era ‘I love you’ y me daban besos por todos lados”, contó la joya celeste. “No sé cómo fue, la verdad que estaba súper nervioso, justo me quedó esa y saqué fuerza de donde sea”, dijo el Kun tratando de explicar el tanto histórico. ”Sé que entramos en la historia y que la gente dentro de unos años van a hablar de mi gol. Yo estoy feliz por lo que le pudimos dar a los hinchas”, manifestó el goleador. “Lo importante es que lo hicimos y pudimos dar la vuelta olímpica”, cerró Agüero.