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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El transporte de la ciudad, a cara o cruz

Miércoles, 16 de mayo de 2012 22:17
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La mañana del martes fue un desastre: los empleados de organismos públicos y los de empresas y entidades privadas llegaron tarde, si es que llegaron, a sus puestos de trabajo. Y lo que fue peor, la mitad de los alumnos primarios y secundarios faltó obligadamente a clases. Y las personas que planeaban ir al centro de la ciudad, o de ésta a los barrios, se quedaron con las ganas. Y los necesitados de atención médica padecieron la huelga. El trajín salteño se detuvo.

¿Por qué sucedió eso? Sencillamente porque no había en qué trasladarse pues no corrían los ómnibus del servicio público de pasajeros, ya que los muchachos de UTA estaban de paro. Casi medio millón de usuarios quedó de a pie.

La gente protestaba, entre desconsolada e indignada, por la situación, en todas las paradas de colectivos que, claro está, brillaban por su ausencia.

-­Esto es una vergenza!, sentenciaba una señora. Y otra exclamaba: -­Esto es una cruz! (Los hechos demostraron que estaba dando en la tecla.)

Y hubo más. Algunos huelguistas impidieron la salida de vehículos del transporte público desde distintas empresas. Quince unidades fueron atacadas. Violencia como postre.

Lo que se dice, fue una jornada desquiciada.

A las 11 de la matina, cuando ya alumnos, oficinistas, enfermos y la generalidad de los salteños se habían resignado a quedarse en casita (ocupar un taxi o un remis no está al alcance de la mayoría), la UTA decidió “generosamente” levantar la medida que había condenado a todos a practicar footing. Todos en pie de igualdad, algo muy democrático, si se lo mira con piedad.

La UTA, según trascendió, resolvió dar por concluido el paro en “atención a los usuarios”, lo que de ser cierto constituiría una incoherencia de la dirigencia del gremio ya que, de alentar ese sentimiento, hubiese comenzado por acatar, el lunes, la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Transporte de la Provincia.

Pero para otros salteños (se sospecha que mal pensados), el levantamiento de la huelga no obedeció a un gesto solidario, sino a al propósito de evitar, o atenuar, la fuerte multa que el mencionado Ministerio le aplicará al gremio, cuya titularidad ejerce el señor Oscar Cruz. La sanción monetaria ministerial, por estimar que el paro fue ilegal porque UTA “no aceptó en un primer momento la conciliación obligatoria, y porque la medida de fuerza no fue anticipada con el tiempo que exige la reglamentación del Derecho a Huelga”, consiste en $2.500, por cada chofer que adhirió al paro. Y como serían alrededor de doscientos esos choferes, estaríamos hablando de cerca de medio millón de pesos. Como para pensarlo, ¿no?

Nadie pone en duda la legitimidad y correspondencia de lo reclamado por UTA, ya que lo que se cuestiona es la forma y oportunidad del reclamo, que cayó como un balde de agua fría, como dicen las doñas del barrio, sin decir “­agua va!”.

Hoy al mediodía se concretará el llamado a una segunda conciliación obligatoria. El señor Oscar Cruz aceptó estar presente. Los salteños agradecidos, lo que no lo salva del bochorno de ese gol en contra que se mandó el martes. -­No hay caso!, se la escuchó decir a una vecina: dependemos de si sale cara o cae cruz.

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