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Tragedia de Once: el titular de TBA negó su responsabilidad

Lunes, 07 de mayo de 2012 19:44
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“Mi rol es institucional. No tengo ningura injerencia sobre el mantenimiento de las formaciones”, afirmó el presidente de Trenes de Buenos Aires (TBA), Carlo Michele Ferrari, durante la jornada de indagatorias que busca determinar quiénes son los responsables de la tragedia ferroviaria de Once.

El fatal accidente ocurrió en febrero y dejó 51 muertos. A tres meses del siniestro en el que una formación del Sarmiento chocara contra un andén de la estación de Once, las culpas todavía no están claras. Las pericias determinaron que tres de los cuatro frenos funcionaron. Tras el accidente, el servicio quedó en manos del Estado. Los heridos siguen con sus terapias de recuperación y los familiares de las víctimas afirmaron que irán hasta las últimas consecuencias en busca de Justicia.

Ferrari se presentó ayer ante el juez federal Claudio Bonadío en el inicio de la ronda de 30 declaraciones indagatorias. El juez también convocó a los exsecretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, y al dueño de TBA, Sergio Cirigliano.

Ferrari se presentó en el juzgado de Bonadío, en el cuarto piso de los tribunales de Comodoro Py, con su abogado, Martín Clemente, y tras elevar un escrito respondió las 20 preguntas que el juez tenía preparadas para hacerle.

Allí sostuvo que es presidente de TBA desde hace un año, plazo en el que se encargó de gestiones institucionales como las negociaciones por la implementación de la tarjeta SUBE y el lanzamiento del tren a Uruguay y del Gran Capitán.

El empresario resaltó que las tareas funcionamiento o mantenimiento de los trenes “corresponden a los gerentes operativos de TBA”.

El que primero debía declarar era Oscar Gariboglio, vicepresidente de Cometrans, empresa que explota TBA, pero se presentó solicitando una prórroga de la indagatoria por problemas de agenda de su abogado.

 Una mujer y su hija murieron intoxicadas

Una mujer de 35 años y su hija de 15 murieron en su casa de Río Grande mientras dormían, a causa de la inhalación de monóxido de carbono emanado por un calefón y un calefactor, se informó oficialmente ayer.

En cambio, lograron sobrevivir otros cuatro hijos de la mujer, de 1, 4, 10 y 17 años, quienes dormían en otra habitación, más alejada y ventilada que las dos piezas donde estaban las víctimas.

La policía informó que el hecho se produjo en una vivienda de Río Grande y precisó que las mujeres fallecidas eran Rosa Zabala, de 35 años, y Maira Tejeda, de 15. La mujer dormía en una habitación del fondo de la propiedad y su hija lo hacía en otra enfrentada. En las primeras horas de la mañana del domingo los chicos que lograron sobrevivir se despertaron y el joven de 17 años se dirigió a despertar a su madre. Como la mujer no reaccionaba avisó a su abuela, quien llamó a una ambulancia del Hospital Regional. Al llegar, los médicos solo pudieron constatar el fallecimiento de madre e hija.

Las muertes habrían ocurrido luego de que el padre de los chicos, Juan Tejada, quien no vive en el lugar, se retirara de la vivienda. En el caso intervino el juez de turno, Eduardo López, quien asistió al lugar a supervisar el procedimiento de los técnicos de la empresa Camuzzi Gas del Sur y peritos de la policía, quienes comprobaron que había una alta concentración de monóxido en los ambientes donde se encontraban las víctimas.

Los técnicos consideraron que el hecho se produjo por las conexiones irregulares de un calefón y un calefactor.
 

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