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La caída del crecimiento y la inflación encienden la alarma

Sabado, 23 de junio de 2012 12:37
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La alarma está encendida: los economistas sostienen que hay que evitar una combinación de inflación y recesión. Lo definen como el peor de los escenarios posibles. El primer semestre del 2012 evidenció que el crecimiento está desacelerado. A la lista de problemas se suman el déficit energético, que limita las perspectivas de desarrollo industrial, y un mercado comercial controlado por el Gobierno nacional, ensañado con las trabas a las importaciones y el cepo al dólar. En contrapartida, hubo un profundo rechazo a la jugosa política de subsidios, un escudo que la Casa Rosada desplegó principalmente en Buenos Aires y dejó en desventaja al interior.

En el Precoloquio NOA de Idea, que se realizó ayer en el Centro de Convenciones de Limache, economistas y empresarios coincidieron en que impera la necesidad de contrarrestar la escalada inflacionaria. Está en juego la competitividad de la producción y el poder adquisitivo de los trabajadores.

El período más holgado de expansión económica (2003 - 2010) ya es pasado. En ese lapso, el PBI se incrementó, en promedio anual, un 7,7%. Las estimaciones para este año no superan el 4%.
Pese a una bonanza con tasas chinas, el Gobierno kirchnerista no resolvió demandas históricas para el desarrollo. El auge marchó sin la reactivación de los ferrocarriles, con una caída de la producción energética y con pérdida de la competitividad por la suba de precios. Salta lo padece en carne propia: el Belgrano Cargas estancado y una ruta clave, como la 51, sigue sin un plan de obras.

En el Precoloquio concluyeron que el país continúa sin ser confiable para atraer un fuerte caudal de inversiones y la fuga de capitales es de todos los días.

José María Fanelli, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), explicó que “la Argentina no está en recesión pero sí en un proceso de crecimiento bajo. Es un camino que tenemos que evitar. Hay recesión cuando en dos trimestres cae el PBI, por suerte no ocurrió”. Una posible contracción de la economía, signada por la inflación, dejaría menos puestos laborales y trabajadores con salarios golpeados, resumió el economista.

Sobre la ocupación, expuso que durante la primera gestión kirchnerista, el gran motor para la mano de obra fue el sector privado. Entre 2008 y 2011 el Estado se encargó, principalmente, de absorber a los trabajadores.
“Ahora casi no hay generación de puestos de trabajo. Con las restricción a las importaciones el empleo se va a resentir”, agregó Fanelli.

Para el investigador se deben ajustar las distorsiones de la economía para aprovechar las oportunidades que siguen los países emergentes. El primer paso consiste en poner en práctica un plan gradual para controlar la elevación de los precios. “No es ningún misterio. Lo pudieron hacer los chilenos y los brasileños”.

Hasta la situación energética presenta las dos caras de una moneda. Fanelli remarcó que puede ser una oportunidad para la inversión, pero es un problema que el déficit actual se dé como una “cuenta corriente”.
“Mientras exista el déficit de hidrocarburos habrá control de cambio y del comercio. Esto es una restricción a la expansión de las empresas. Tenemos que recuperar nuestra autonomía energética, y esto demanda tener una política clara, dar precios al productor y desarmar la madeja de subsidios y de tarifas artificialmente bajas”, argumentó a El Tribuno Dante Sica, director de Abeceb.com.

En la conferencia se difundió que las subvenciones en 2005 representaban el 0,65% del PBI, mientras que el año pasado saltaron al 3,45%.

Sica manifestó que hay otra distorsión. “El rico y el pobre pagan lo mismo. Buenos Aires concentra gran parte de los subsidios. Una familia salteña abona cuatro veces más la electricidad que una porteña. Entonces se debe subsidiar la demanda, sobre todos a los sectores humildes”.
 

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