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6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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?Europa estudia un plan B para dividir al euro en dos?

Sabado, 23 de junio de 2012 20:54
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Papini es el responsable de la revista virtual llamada Ildomaniditalia.com, que se edita en Roma. Estuvo de visita en Salta y el 28 del corriente efectuará una presentación sobre su especialidad en una jornada que se desarrollará en Buenos Aires.

Papini comparó la crisis actual con el muro que hasta hace 20 años dividía a Europa en este y oeste, pero esta vez entre norte y sur. Dijo que los primeros son los guardianes de la ortodoxia financiera y no quieren invertir un euro más para rescatar a los llamados PIGS y los segundos están convencidos de ser demasiado grandes como para fracasar sin arrastrar a los otros al fondo.

“La deducción, amarga, es que las naciones podrían haber tomado otro rumbo. Como Japón o el Reino Unido, que están todavía en condiciones de financiarse con tasas bajas, gracias a haber mantenido sus monedas nacionales.

¿Cómo ve a Europa a fin de año?

Estamos, en este momento, en el punto de inflexión de la crisis. Es el momento crucial en que se tomarán las decisiones que marcarán el futuro de Europa y la eurozona en particular.

¿Cuál es su visión de ese futuro?

El 26 y 27 se puede definir el futuro de Europa. De acuerdo con las últimas elecciones, Grecia seguirá dentro del euro, pero necesita renegociar sus pactos de austeridad. Esto no le da tranquilidad a la canciller alemana, Angela Merkel. Porque sabe que Grecia es como un auto que va en una carretera mojada a muy alta velocidad, en un derrape hasta ahora controlado. La pregunta es hacia dónde irá el euro.

¿Y hacia dónde irá el euro?

Lo que está impidiendo el crecimiento de Europa, con emisión monetaria aunque genere inflación, es que el BCE, que es el único que puede imprimir moneda, está en Fráncfort. Y como todos saben, sus directivos son gente que creció con miedo a la inflación. La receta tiene que ser algo muy parecido a un Plan Marshal.

¿Ese sería el famoso plan B?

No. Hay en estudio una estrategia de salida suave que no es el eurobono, porque tendría que tener garantía alemana y eso no le gusta a Merkel.

¿Y entonces de qué hablan?

El plan B consistiría en dividir al euro en dos. Un euro norte, que sería el mismo que el actual, germanocéntrico y que cubriría a Alemania, Austria, Finlandia, Suecia, Francia y al resto de países que no tienen problemas de deuda pública. Y un euro sur, que abarcaría al resto, es decir, España, Italia, Irlanda, Portugal, Grecia, etcétera. Seguiría siendo una unión monetaria, que es siempre menos desastroso que las monedas propias.

¿Cómo se implementaría eso?

Este euro sur, aún en estudio en el Banco Central Europeo -aunque este lo niegue-, tendría un cambio claramente establecido con el euro norte. Y la cosa más importante sería que cada banco central recuperaría la posibilidad de dictar su política fiscal.

¿Qué problemas tendrían los que queden en el euro sur?

Sería, sin dudas, una moneda más débil. El modelo matemático en análisis advierte que esos países en los primeros años tendrían muchos problemas para conseguir dinero en los mercados. Pero después el euro sur encontraría su punto de equilibrio. La posición es claramente que si vamos al desastre, con el euro sur tendremos una solución mejor que regresar a la lira, la peseta, el dracma o el escudo.

¿Por qué hay temor de reactivar la economía?

Aunque con un poco de inflación, lo que hay que hacer es que la economía se ponga nuevamente en marcha. Que es justamente lo que está haciendo Obama en su país, dando ayuda a muchos sectores. Eso está haciendo que el país pueda marchar por una senda de crecimiento, aunque todavía incipiente, pero que es la senda correcta. Alemania al principio de este siglo no estaba en una situación muy buena. Y el canciller de entonces empujó la economía hacia adelante y logró crecer y ahora le vende sus productos a todo el continente y al mundo, a muy bajos precios.

¿Ese sería el ejemplo a seguir?

Mire, si los gobiernos europeos hubieran puesto a Alemania en ese momento un programa de austeridad igual a los actuales, muy probablemente Alemania ahora no estaría nada bien. La prueba de que hizo lo correcto es que actualmente hay solo un 25% de diferencia entre el alemán más rico y el más pobre.

¿Y por qué no se hace?

El problema es que Merkel no quiere dar garantías a una herramienta como los eurobonos. Con un Plan Marshal habrá un aumento de la inflación. Pero, sin embargo, esto podría ser útil, porque una tasa de inflación demasiado baja condena a los países más débiles a una deflación y recesión destructivas, que perpetúan altas tasas de desempleo y provocan crisis en las empresas, agravando la tensión social.


¿Por qué no aceptan esto?

Porque los estatutos con los cuales fue concebida la unión monetaria europea no permiten su implementación. El sistema del euro en su conjunto fue concebido como una línea Maginot, para evitar que se repitiera lo sucedido en los años setenta, con altas tasas de inflación y poco crecimiento. Pero esa política ahora resulta inútil, porque hoy el peligro es que se repitan los años 30. Por eso, la historia de la posguerra europea cobra actualmente un profundo valor de inspiración. Sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial los europeos construyeron un sistema que es de los mejores de la humanidad.

¿Cómo empezó todo esto?

A fines de los 90 cuando Clinton y Blair impulsaron la libre circulación de capitales en el mundo. Para eso, EEUU e Inglaterra dictaron sus leyes, un paso más de la globalización. Pero las entidades financieras, en su afán de ganar cada vez más, comenzaron a idear nuevos instrumentos. Eso los llevó a crear líneas de créditos hipotecarios a muy baja tasa y a muy largo plazo, lo que obligó, a su vez, a crear seguros de caución para esos préstamos. Esos instrumentos financieros fueron demasiado lejos y cuando hubo mucha gente que no pudo pagar sus préstamos el sistema estalló. El problema es que los bancos que se quedaron con esos préstamos basura fueron los que también manejan los fondos de jubilaciones, los bancos centrales y los principales bancos de inversión. Cuando estalló la crisis, al principio fue solo financiera. Luego devino en una crisis de la economía real. Ahora, el sector financiero tiene un poder sobre la economía real demasiado grande, lo mismo que las agencias de calificación.

¿Cuál fue el resultado?

Ante una crisis de este tamaño, que incluye las deudas soberanas de varios países, todos nos convertimos en esclavos de la deuda. No solo de la deuda pública, que es la de los estados, sino de las de los demás. Los vasos comunicantes de las finanzas no conocen fronteras y eso nos ha transformado a cada uno de nosotros, frecuentemente sin saberlo, en deudores expuestos al juicio de los mercados.

¿Por qué Alemania es el gran obstáculo?

Merkel, cuando comenzó a ocuparse en la crisis italiana y griega, dijo que eran casos similares aunque las economías reales de cada país son muy diferentes y no actuó movida por un espíritu europeísta, sino para salvar a su propia banca. Porque los bancos alemanes poseen valores públicos de los países con problemas de deuda, por más de 500 mil millones de euros. Esto significa que Alemania está expuesta ahora a enfrentar con sus propias arcas un default de los países en problemas, por más de 500 mil millones de euros.

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