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“Dijo que se quería morir, pero como lo puede decir cualquiera”. “Estaba deprimido”. “No quería vivir”. Aprender a escuchar a tiempo pedidos de ayuda de personas en crisis es clave para enfrentar el problema del suicidio, según señalaron especialistas en las últimas horas. Desde el Gobierno de la Provincia admitieron que el tema preocupa, pero negaron que hayan crecido más de un 300 por ciento los índices, como se difundió la semana pasada.
Los restos de Luján Peñalva y Yanina Nesch, dos amigas de 19 y 16 años, fueron hallados el lunes en el barrio San Carlos. Las chicas habían estado desaparecidas y la Justicia intenta determinar si se quitaron la vida o las asesinaron.
Si bien familiares plantean que pueden ser víctimas de un doble homicidio y la investigación está lejos de cerrarse, el caso reabrió el debate sobre el suicidio y distintos sectores piden escuchar señales de alerta.
“Hay que creerles a los chicos cuando dicen que se quieren morir. No estamos creyendo lo que nos cuentan con sus palabras o sus conductas y los estamos obligando a ir hacia el abismo”, dijo Lucrecia Miller, psicóloga y autora de un libro sobre el tema.
Para Frida Fonseca, concejal e impulsora de centros para prevenir adicciones en los barrios, el caso de Luján y Yanina puede servir para reflexionar sobre la situación de los jóvenes, más allá de que todavía no se haya confirmado cómo fallecieron.
“El consumo de drogas y el suicidio parten de problemas como la falta de comunicación y contención porque impiden advertir signos en los chicos”, dijo la legisladora.
Fonseca también manifestó que en la provincia “gran parte de los adolescentes que se suicidan son fumadores de pasta base de cocaína”.
La concejal insistió en la importancia de involucrarse en la realidad de los jóvenes. “Hay que orientar, contener, dialogar y poner límites. Están en riesgo los proyectos de vida, los chicos advierten que se cierran caminos”, indicó.
“A veces se piensa que no hay que hablar, que hablando del suicidio podemos alentarlo. Todo lo contrario, hay que indagar en los motivos”, dijo Carina Salas, directora del Centro de Psicoterapias.
Tendencia variable
En los últimos días, medios nacionales publicaron estadísticas que atribuyeron a la Asociación para Políticas Públicas y que indicaban que “aumentaron un 328 por ciento” las muertes por esta causa entre los adolescentes entre 1997 y 2008 en Salta.
La secretaria de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones de la Provincia, Claudia Román Ru, dijo a El Tribuno que los suicidios tuvieron altibajos en los últimos años pero rechazó que haya una tendencia creciente sostenida.
De todos modos, la funcionaria admitió: “Es algo que estamos padeciendo”. El año pasado, hubo cerca de 13 casos por cada 100.000 habitantes en Salta. En 2008 hubo un pico y los fallecimientos fueron un 8 por ciento más que en 2011.
Las cifras que se reprodujeron a nivel nacional desde el martes sugerían que la tasa venía aumentando casi un 30 por ciento cada año en la provincia. Sin embargo, los registros del Gobierno indican que el incremento fue algo inferior al 4 por ciento anual en promedio desde 2006.
Claudia Román Ru sostuvo que el crecimiento es un fenómeno que se produce a nivel mundial y pidió manejar con prudencia cifras que pueden tener un efecto negativo e, incluso, complicar la situación.
“Se deben valorar los cambios de conducta y la modificación de pautas o hábitos en las personas. También el hecho de que alguien muestre un mayor retraimiento. Además, quien piensa en esta posibilidad puede empezar a despedirse de alguna forma de gente, lugares o situaciones. Hay que tener en cuenta todo esto”, advirtió Carina Salas.
El análisis de los especialistas apunta a enfrentar el tema y terminar de derribar mitos como el que sugiere que una persona nunca avisa antes de quitarse la vida.