inicia sesión o regístrate.
Pretoria, capital de Sudáfrica, vio nacer el 22 de noviembre de 1986 a un infatigable guerrero, Oscar Leonard Carl Pistorius.
A los once meses de vida, debieron amputarle ambas piernas debido a una malformación degenerativa en las extremidades (nació sin peronés ni tobillos). Seis meses después de la operación, Oscar recibió su primer par de piernas ortopédicas de madera. Siendo pequeño, ya podía correr con sus extremidades “sustitutas”, pero los problemas, según recuerda, llegaron cuando entró al colegio. Sus compañeros constantemente se burlaban de su condición. No se amilanó, al contrario, aprendió a esquivar las burlas.
Oscar, según sus padres, demostró tener un “sexto sentido” para los deportes, se refugió en ellos, siempre demostrando al resto que él era un miembro más en los equipos. Jugó rugby y waterpolo, practicó natación y el deporte que más le apasiona y que lo ha lanzado al estrellato mundial: atletismo.
Su camino para llegar a Londres 2012 ha sido espinoso, lleno de gloria y duras decepciones. Sumó cuatro medallas doradas y una de bronce, en los Juegos Paraolímpicos de Atenas y Beijing (100, 200 y 400 metros individuales).
Fue su constante insistencia en participar en olimpíadas con las máximas figuras mundiales la que lo llevó al “ojo del huracán”. Sus detractores y rivales dentro de las competencias lo acusaron de tener ventaja en las carreras, al poseer una ayuda “técnica” que, supuestamente, lo hace superior al resto. Dichas prótesis generaron el más intenso debate en 2007.
En 2008, la Corte de Arbitraje del Deporte le dio el visto bueno para competir. Formó parte del equipo sudafricano de relevo 4x400 en el Mundial de 2011 y aunque no disputó la final, conquistó una medalla de plata por participar en las eliminatorias.
Con 90 kilos, 25 años y 1,86 metros de altura (con prótesis), Pistorius buscará retar a la naturaleza, a su propio cuerpo y a sus oponentes sin limitaciones físicas. Llegó a Londres para demostrar que la capacidad de superación puede mover montañas y ofrecer logros impensables.
Clínicamente ciego y busca el oro
Se llama Im Dong-hyun, tiene 26 años de edad y es uno de los favoritos para ganar el oro olímpico en tiro con arco en Londres en 2012.
Hasta aquí, todo normal. Pero lo realmente significativo es que este deportista de Corea del Sur es ciego. El deportista padece una miopía severa que hace que su vista sea solo de un 10 por ciento en relación con una persona normal.
En términos legales, Im Dong-hyun es no vidente. En la práctica, esto significa que no puede leer ni las letras de un teclado de computadora. Pero el coreano es uno de los máximos favoritos para lograr el oro en tiro con arco en los Juegos Olímpicos. “Para mí, ver el objetivo y no ver el destino no es importante. Si yo no pudiera ver los colores, sería un problema para mí. Ahora mismo conseguir el oro olímpico sería el mayor éxito de mi carrera “, afirmó.
Im Dong-hyun, que logró la plata en el Campeonato del Mundo en 2003, reconoce que en algún momento pensó en dejar la actividad debido a las dificultades, pero que una charla con su padre se lo impidió: “El tiempo es demasiado valioso como para darse por vencido”, asegura Dong-hyun, que será otra de las atracciones en Londres.
Un jinete de 71 años
A Hiroshi Hoketsu el revuelo que hay en torno de su figura le resulta embarazoso. “No pienso que soy el más viejo. Solo lo hago cuando los periodistas me preguntan”, dice el jinete japonés de 71 años, el deportista más veterano que participará en los Juegos Olímpicos de Londres. El jinete está muy lejos de conseguir una medalla, pero no le importa. Simplemente quiere estar presente en el “encuentro de la juventud del mundo”, tal como lo llamó el barón Pierre de Coubertin, “padre” de los Juegos de la era moderna. Para ello, el jubilado, en buena condición física, ha organizado su vida “de modo riguroso”, dice Ton de Ridder, entrenador de doma en la ciudad alemana de Aquisgrán con el que trabaja Hoketsu.
El japonés no aparenta 71 años. “Con las apuestas sobre su edad habría podido ganar ya varias cajas de cerveza”, bromea De Ridder. “Casi todos lo consideran más joven”.
Un milagro sería que Hoketsu batiera el récord de Oscar Swahn. Aquel tirador sueco participó en los Juegos de Amberes 1920, con 72 años y diez meses, edad que lo sitúa como el participante olímpico más longevo de la historia.
Viejos son los caminos...