inicia sesión o regístrate.
La muerte de tres niños ahogados en una pileta, en el partido bonaerense de Moreno, fue, al parecer, un accidente.
Sin embargo, la fuerte reacción de los vecinos obliga a reflexionar sobre la realidad social de los asentamientos precarios que proliferan en las ciudades argentinas.
Las familias de esos chicos sobreviven en un caserío sin infraestructura edilicia, sin agua, gas ni electricidad, ubicado en un lote usurpado. La mayoría son desocupados y viven de ingresos tan precarios como sus casas. En consecuencia, se sienten al margen de la sociedad y del sistema.
Los niños murieron en un predio inaccesible para sus familias. Cuando sus parientes fueron a buscarlos, los despidieron sin consideración.
Hoy, en la Capital Federal viven unas 200 mil personas en villas y asentamientos. En el Gran Buenos Aires, más de un millón y medio. Por otra parte, es la condición del treinta por ciento de los habitantes urbanos de la provincia de Salta.
El clientelismo político viene alentando la conformación de este tipo de viviendas, especialmente en los tiempos electorales, impulsando la ocupación de terrenos porque es una forma de conseguir votos sin preocuparse por el futuro.
Es lo que denominan “soluciones habitacionales”, que reemplazaron los planes de vivienda genuino.
La violencia vivida el viernes, que escandalizó a muchos vecinos de la zona, es una señal de alarma sobre un problema social grave, que puede derivar en consecuencias funestas.