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Ricardo Berridi: ?La sociedad debe adaptarse y aceptar la diversidad?

Sabado, 22 de septiembre de 2012 21:00
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Comprometido con la integración de los chicos con discapacidad, Ricardo Berridi, pediatra y Secretario Científico de la SAP, es uno de los motores del 2do. Congreso Argentino de Discapacidad en Pediatría que se realizará en Buenos Aires desde al 27 y 29 de septiembre. “Lo único que tenemos es que somos todos distintos”, explicó Berridi a El Tribuno, al hacer referencia a la necesidad de conformar una sociedad que acepte la diversidad, una diversidad que incluye a los discapacitados.

¿Cuáles son las discapacidades más comunes en el país?

La discapacidad es un fenómeno bastante complejo. En primer lugar, en países subdesarrollados como el nuestro, la discapacidad se ve en la infancia. Hace 25 años la posibilidad de que un bebé pueda sobrevivir fuera del útero era de 29 semanas y hoy es de 22 semanas. Esto implica que tenemos 7 semanas más de niños prematuros que, en general, siempre terminan con alguna discapacidad y que engrosan la cifra de niños con discapacidad. La marginalidad y la pobreza son las fuentes más frecuentes de discapacidad mental. Los primeros mil días del niño -que son los que Unicef llama “Días de oro”- que van desde la concepción hasta los dos primeros años de vida, son críticos para el desarrollo cerebral. De modo que, si las condiciones de alimentación y estimulación juntas no se dan adecuadamente, puede terminar con la construcción de un sistema nervioso que no será capaz de competir con el de un niño común y corriente. Por otro lado en los países desarrollados la discapacidad crece al revés. Tienen pocos niños y una gran expectativa de vida en la vejez y la tercera edad sufre Alzheimer o demencia senil que no tienen curación. Esto hace que en los países desarrollados existan más personas mayores con discapacidad que niños. Las cifras de la OMS, de junio de 2011, hablan de que hay más de mil millones de personas con algún tipo de discapacidad en el mundo. Es más del 15% de la humanidad. En Argentina, los datos del Censo 2010, dicen que cerca de un millón de niños tiene algún tipo de discapacidad.

¿Todas las discapacidades pueden ser superadas con tratamiento?

Sí, claro que sí. La idea es que se haga prevención para no llegar a una discapacidad, pero instalada la discapacidad se puede hacer prevención terciaria: con rehabilitación y tratamiento de todo tipo se puede llegar a superar. Además, sabemos que todos los niños pueden aprender algo. Esto nos muestra que la educación y el tratamiento en discapacidad es necesariamente interdisciplinario. Si un niño tienen una enfermedad determinada puede decir que va a tener una discapacidad, pero nunca puede decir cuanta discapacidad va a tener. Esto va a depender de como se trate.

¿Un chico discapacitado necesita tratamiento de por vida?

Varía de acuerdo a la discapacidad. Un niño discapacitado necesita un núcleo familiar, un equipo interdisciplinario que incluye a su pediatra que debe coordinar los estudios que el niño necesita, para evitar que pierda tiempo haciendo cosas que no le sirvan. La tarea de la crianza de un niño con discapacidad es más difícil que la de otro niño; por consiguiente, lo que los médicos tenemos que hacer es facilitar la tarea de los padres. No complicársela. Las familias que no tienen cobertura social, ¿qué tienen que pedir a la salud pública?

Deben pedir la cobertura de la que goza la minoría de los niños con discapacidad, que tienen cobertura social. La reciente aprobación de los derechos de la persona con discapacidad, con rango de ley, hace que muchas cosas ya estén con una jurisprudencia importante. Hay mucho desconocimiento sobre las prestaciones que las obras sociales deben brindar. En la legislación hay cosas que están muy claras. Los chicos que no tienen cobertura social y tienen discapacidad, son los pobres de los pobres de los pobres y lo mejor que les puede pasar es encontrar un pediatra que se encargue de ejercer su poder y desde ahí el niño va a empezar a tener un plan de tratamiento que debe ser consensuado con la familia, y cuando el niño crece también hay que consultar al niño. Necesitamos que sean socios en esta tarea y deben darse cuenta que las cosas que les pedimos son necesarias y hay que hacerlas. Además hay muchas veces un desconocimiento de lo que se llama “disponibilidad comunitaria”, cosas que la comunidad en la que vive este chico le puede ofrecer y que no tenga que hacer un esfuerzo innecesario para acceder a su rehabilitación. En los hospitales públicos, en general, hay bastante disponibilidad comunitaria para atender a los chicos con discapacidad.

La integración de un niño discapacitado -tanto en la escuela como en la ciudad- es muy difícil...

Todos formamos un conjunto en el que hay personas con discapacidad y personas sin discapacidad. Lo único que compartimos es que somos todos distintos e irrepetibles. La sociedad debe adaptarse a la diversidad. Las sociedades que la aceptan y trabajan con equidad, son mejores sociedades.

¿La escuela debe contar con un equipo interdisciplinario?

El camino es la inclusión plena. No hay otra forma. Si los chicos no se educan juntos, ¿cómo van a conocerse y saber que existen los demás chicos con síndrome de Down, con parálisis cerebral, que le falta un brazo o una pierna? La única forma de que haya inclusión social y laboral es que haya inclusión escolar. La inclusión plena es lo ideal. Uno puede decir que esto en este país es utópico, la inclusión plena es utópica en Argentina y en América Latina, cuando el sistema educativo no responde todavía a las necesidades de los niños comunes y corrientes. Acá gastamos menos plata que Canadá y además, está mal distribuida. En salud y educación cuanto más uno gaste los resultados siempre acompañan. Sabemos que la inclusión plena no es posible en este momento, porque el sistema educativo no puede con eso todavía. Uno tiene que adaptarse al sistema educativo que tiene. Las escuelas rurales son las escuelas inclusivas por excelencia, esto demuestra que es posible. Y son inclusivas por necesidad, porque hay un solo maestro y un montón de chicos con diferentes necesidades educativas.

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