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El último gran ídolo de Boca Juniors, Juan Román Riquelme, acordó anoche con la dirigencia de la entidad “la forma de pago de la deuda” que mantienen con él, la suspensión del contrato y la posibilidad de que juegue en otro equipo, ya sea del país como del exterior.
“Llegamos a un acuerdo con el jugador en la forma de pago y a la vez consensuamos la suspensión del contrato. También le permitimos que juegue donde quiera, pero sin enfrentar a Boca. El jueves lo oficializamos”, dijeron desde la directiva del club de la Ribera.
En el cónclave llevado a cabo ayer estuvieron presentes Daniel Angelici, presidente del club; Riquelme; Daniel Bolotnicoff, representante del futbolista, y César Martucci, Secretario de la institución.
Palabras más, palabras menos, Boca le pagará (a largo plazo) la deuda de 1.700.000 dólares a Riquelme, el jugador gozará de una “licencia sin goce de sueldo” y además podrá ponerse la camiseta que quiera, aunque el pase estará en poder del club. El último partido de Riquelme en Boca fue el 4 de julio de este año. Ese día Boca perdió la final de la Copa Libertadores a manos de Corinthians, en Brasil. Minutos después de terminado el partido Riquelme anunció que no jugaría más en Boca. Desde ese momento y hasta el regreso a Buenos Aires circularon mil versiones. Pero algo quedó en claro: Riquelme por ahora no jugará en Boca. Y ayer quedó abierta la chance de que pueda vestir la camiseta de otro equipo.
También continuará vigente a nivel contractual el partido homenaje con el que Riquelme se despedirá del xeneize. Mientras tanto, el enganche sigue en su refugio de Don Torcuato, donde día por medio juega a la pelota junto a sus amigos. Claro, por ahora, alejado del fútbol profesional.
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