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Migrañas crónicas: un desafío mayor en verano para quienes las sufren

Viernes, 25 de enero de 2013 12:05
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Cada verano, el 2% de la población que padece migrañas crónicas se enfrenta a un desafío enorme: superar el efecto discapacitante que provoca un fuerte dolor de cabeza y un cortejo de otros síntomas, cuando todo está dispuesto para el placer y el disfrute de las vacaciones.

Las migrañas son consideradas crónicas cuando afectan al menos 15 veces por mes, cuatro horas por día, durante tres meses mínimo.

“En verano, quienes las padecen en forma crónica ven peligrar sus vacaciones porque las migrañas son altamente discapacitantes ya que, uno de los factores desencadenantes es el calor y la exposición al sol”, dijo Pablo Ariel Schubaroff, neurólogo del FLENI y del Hospital Municipal Profesor Dr. Bernardo A. Houssay.

A causa de ellas, que se presentan a veces con vómitos, náuseas y mareos, muchos pierden días de trabajo, vida social y momentos de descanso y placer en lo personal.

Además, según datos estadísticos publicados en medios especializados, “entre un 80% y un 90% de trastornos psiquiátricos como depresión y trastornos de ansiedad derivan de este problema que tienen una base genética importante. El cerebro de una persona con migrañas crónicas está genéticamente predispuesto a generar una inflamación cerebral que produce un enorme dolor, por lo que es recomendable extremar cuidados”, explicó.

Los episodios son provocados muchas veces por factores externos, entre ellos, el calor: “Cualquier cambio de clima, pero el calor en particular, puede ser un desencadenante”, aclaró el especialista. “Es importante que quien padece migraña crónica se mantenga siempre correctamente hidratado e intente reducir la exposición al calor”, sostuvo Schubaroff.

Los anteojos de sol son otro infaltable para quienes padecen esta patología considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad “altamente discapacitante”.

“La gran mayoría de los pacientes presentan como síntoma agregado la fotofobia, es decir, una intolerancia anormal a la luz”, añadió el neurólogo. Esto produce enormes molestias acompañadas de dolor en los ojos, lo que puede interferir en la vida del paciente a la hora de desenvolverse en actividades cotidianas como manejar un auto o simplemente leer un libro en la playa.

 

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