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La argentina Máxima Zorreguieta, esposa del príncipe heredero de Holanda Guillermo Alejandro, y protagonista desde hace una década de una historia digna de un cuento de hadas, tendrá a partir de abril el título de "Reina de
los Países Bajos".
Según se informó, se trata de un título honorífico de acompañamiento al nuevo rey, pero lo que no la llevará a tener que tomar el poder en caso de que su esposo tuviera algún inconveniente. Máxima Zorreguieta Cerruti nació el 17 de mayo de 1971 en Buenos Aires y el 30 de marzo de 2001 se comprometió con el príncipe de Orange, Guillermo Alejandro.
Poco después, el 17 de mayo de ese año, la argentina se convirtió en ciudadana holandesa. Máxima y Guillermo se casaron el 2 de febrero de 2002 en una ceremonia religiosa que tuvo lugar en la Nieuwe Kerk y mediante su
matrimonio, Máxima recibió el título de Princesa de los Países Bajos.
La flamante pareja tiene tres hijas: Catharina Amalia, de 9 años; Alexia, de 7; y Ariane, de 5. La historia de Máxima y Guillermo tiene todos los condimentos de un cuento de hadas. Se conocieron en una fiesta en Sevilla cuando ella tenía 27 años y ya era una economista que trabajaba en el Deutsche Bank de Nueva York.
Allí era vicepresidenta de ventas institucionales y se encontraba de paseo en España. Cuando conoció a Guillermo, el príncipe la flechó, por lo cual un año después abandonó su puesto en el banco y el 30 de marzo de 2001 los medios del mundo anunciaban la boda, que sería el 2 de febrero de 2002.
La polémica que pululó por los todos medios holandeses fue cuando el Parlamento estuvo a punto de impedir el enlace al conocer que el padre de Máxima Jorge Horacio Zorreguieta fue parte del gobierno dictatorial de Argentina entre 1976 y 1983, período en que se desempeñó como secretario de Agricultura bajo las órdenes de Jorge Videla.
El debate se abrió, los medios publicaban día tras día hallazgos y rumores sobre la participación del padre de Máxima en la dictadura militar argentina y el Parlamento analizaba distintas opciones.
Además se llegó a plantear la abdicación del príncipe a su condición de heredero a la corona a favor de su hermano, pero una encuesta publicada por la radio nacional resultó altamente favorable al enlace: el 89% de los holandeses lo aprobaba.
El 2 de febrero del 2002 Máxima entró sola a la iglesia medieval Nieuwe Kerk donde lució un vestido color marfil cerrado hasta el cuello, de mangas largas con una cola de cinco metros diseñado por Valentino.
La música de "Adiós Nonino" resonaba en la iglesia de la ciudad de Amsterdan y de ese modo una emocionadísima Máxima recordaba que su patria es Argentina y que su padre le faltaba en el día más
importante de su vida.
El mutuo afecto entre ambos esposos fue desde el principio conmovedor y el cariño del pueblo holandés también ya que el día de la ceremonia el lugar cercano a la iglesia se convirtió en un mar naranja donde todos los ciudadanos llevaron banderas y gorros de ese color en honor al nombre de la dinastía gobernante, Orange.
Las cantidades de fotos que se pueden reunir en una colección se puede ver que ambos siempre están sonrientes y se cruzan miradas cómplices. "Guillermo es el gran amor de mi vida", dijo con plena seguridad Máxima a la prensa internacional, explicando por qué accedió a renunciar a su nacionalidad argentina, requisito sine qua non para convertirse en reina consorte de Holanda.
Máxima también es ícono de estilo, elegancia y discreción mientras que además se destaca actuando como asesora en temas económicos y en distintas misiones diplomáticas para su país adoptivo. Con su simpatía y calidez latina, supo ganarse el corazón de todo el pueblo y hoy, a más de diez años de aquel día en que selló
su unión con el príncipe heredero, se prepara para acceder al honor más grande que es convertirse en reina de Holanda y comandar junto a su esposo el territorio que les fue encomendado en calidad de soberanos vitalicios.