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El albo “mordió el polvo” en Tucumán y se sumerge

Miércoles, 30 de octubre de 2013 01:59
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El arribo de Salvador Ragusa aún no le dio a Gimnasia y Tiro el aire que necesita dentro de la cancha. Y si bien mostró una mejoría en su semblante en los últimos 45 minutos durante la batalla perdida en Tucumán, no le alcanza y los números cada vez tiñen de un color más sombrío su presente en el torneo.

El albo cayó por 1 a 0 anoche en La Ciudadela ante San Martín de Tucumán; una nueva derrota de visitante que esta vez lo ubica penúltimo -y cómodo- en la tabla de posiciones, luego de la victoria de Gimnasia y Esgrima de Entre Ríos (ver aparte).

El millonario jugó uno de sus peores primeros tiempos de los que podrían recordarse en el horizonte cercano. No tuvo respuestas, retrocedió más de la cuenta y fue notoriamente superado por el ciruja, que crecía en cada avance por las bandas de Martínez por izquierda, o del histórico e interminable Gustavo Ibáñez o el movedizo Albano Becica por el otro sector. Así, a los 8', Gastón Suso alcanzó a salvar una jugada de gol de Silba, cuando el “9” se aprestaba a definir ante Martín Perelman. A los 31', Bruno Lescano remató desviado en clara posición de gol, como un preludio de la acción siguiente, que llegaría para marcar la bisagra definitiva del partido: a los 33', Suso despeja mal un centro del Ratón Ibáñez, el rebote le quedó a Becica, quien llegó hasta el fondo y habilitó a Silba. El centroatacante ingresó solo en el área chica para empujarla a la red. El 1 a 0 era justicia pura en el marcador, por un local que probó todos los métodos para llegar al gol y una visita impávida y sin reacción. San Martín era el único que miraba el arco del frente e inquietó en todo momento, aunque a veces equivocando el camino.

En el complemento se vio la mejor versión del albo. El “lavado de cabeza” del vestuario surtió efecto. Hubo otra actitud y un mejor juego. Los ingresos de Saucedo y Ascencio mejoraron el circuito y el millonario generaba e inquietaba a un ciruja que mermó su producción con la ventaja parcial. Zárate se enchufó y los volantes se contagiaron.

Pero no alcanzó. Nada alcanzó. Porque los de Ragusa chocaron hasta el final con su propia ineficiencia y volvieron a morder el polvo de la derrota de visitante, esta vez para comenzar a tocar el fondo de la tabla.

 

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