inicia sesión o regístrate.
Giotto di Bondone (1267 - 1337), pintor y arquitecto italiano, fue uno de los más grandes pintores medievales y figura trascendental en la historia del renacimiento. Para muchos el renacer de las artes no hubiese sido posible sin Giotto. Los que saben (no precisamente quién suscribe) destacan la “pasión y los sentimientos” encontrados de los colores y las figuras de sus obras. Basta para comprobarlo deleitarse con “La adoración de los Reyes Magos”, inquietarse con el “Beso de Judas” o aterrorizarse con el “Juicio Final”.
No es precisamente el camino del “arte” lo que nos lleva a Giotto en esta oportunidad, sino el de la “política”. Entre 1290 y 1300 pintó un cuadro que denominó “Expulsión de los demonios de la ciudad de Arezzo”.
Edificada en una colina, con atrapantes castillos de altísimas torres y muros imponentes, Arezzo es una pequeña y encantadora ciudad de la Toscana, a unos 200 km de Roma, fundada por los etruscos en el siglo IX antes de Cristo. Dueña de bellos paisajes, Arezzo fue atacada y destruida en reiteradas oportunidades por invasores externos. La última destrucción sucedió durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, una y otra vez renació de las cenizas y recuperó su belleza original.
En 1226, por una disputa política, Firenze atacó y dominó Arezzo, imponiendo pesados tributos sobre su población. Entonces los habitantes de Arezzo iniciaron una de las primeras rebeliones fiscales de la historia, sumergiéndose en una lucha desigual, donde aquel que no pagaba impuestos corría el riesgo de ser decapitado en la plaza pública. Muchos ciudadanos honestos fueron apaleados hasta morir. Los hijos de los rebeldes secuestrados y sus esposas sometidas a torturas y violaciones. Las calles de la bella y tranquila Arezzo amanecían regadas de sangre inocente, niños con sus cuerpos mutilados, mujeres desnudas y agonizando.... Pero sus convicciones de libertad y justicia nunca fueron doblegadas.
Cuenta la historia que llegó a la ciudad San Francisco, quién logró la paz y expulsó a “los siete demonios de Arezzo”: la angurria de poder; la frivolidad del lujo; la avaricia de los florentinos; el resentimiento; la holgazanería; los deseos de venganza y, séptimo, la expoliación fiscal. En “Expulsión de los demonios de la ciudad de Arezzo”, el gran Giotto representó los siete demonios y, en la actualidad, los edificios y castillos pintados en el cuadro permanecen intactos.
De la Arezzo medieval viajamos a Argentina siglo XXI, donde el gobierno anunció que durante 2014 recaudará de los argentinos 1 billón de pesos ($ 1.000.000.000.000) y gastará 927 mil millones de pesos. En toda la historia de nuestro país nunca hubo que aportar tanto dinero al gobierno. ¿Podrán los argentinos pagar ese dinero?. La respuesta depende de quién responda. El subsidiado se conformaría con que al menos aporten para cubrir su beneficio, el gobernador de provincia pediría mínimamente para la campaña, el empresario amigo del gobernador exigiría honrar la amistad y el funcionario sonreiría porque los sueldos públicos son los primeros en pagarse y nunca faltará dinero.
El resto de los ciudadanos (empresarios comunes, trabajadores, pequeños productores, comerciantes y profesionales) intentarían responder pero serían rápidamente apaleados por los 4 anteriores. ¿Cómo actuarían los argentinos ante la imposibilidad de pagar ese billón de pesos? También la respuesta depende de quién se trate. El subsidiado empezaría a juntar troncos y piedras para el corte de ruta, el gobernador invitaría a cenar al ministro de Economía para estar primero en el reparto de la escasez, el empresario amigo del gobernador llevaría el postre de la cena y el funcionario insistiría en que ese no es su problema. El resto de los ciudadanos no opinan porque están atrapados en el corte de ruta organizado por el subsidiado.
Unas 6.000.000 de familias pagan impuestos en Argentina, durante 2014 el gobierno se llevará $ 166.000 de cada una de ellas. Es decir, unos
$13.875 pesos por mes y $ 462 por cada día del año. Ese es el “peaje” que cada trabajador del sector privado, empresario, productor, comerciante y cada profesional deberá pagar en 2014 sólo para empezar su día laboral. Un reciente estudio demuestra que en Argentina hay más de 7.000 impuestos. En los últimos 5 años se han cuadriplicado las tasas municipales y se triplicaron los impuestos provinciales. El 68% de cada litro de nafta que cargamos son impuestos, más del 40% de las facturas de luz, agua, gas y teléfono son tributos y en los últimos 5 años aumentaron un 250% los cargos sobre la población para realizar trámites administrativos. Nada es gratis en las administraciones públicas. Se cobra hasta por preguntar. Y si no fue claro en la pregunta tiene que pagar de nuevo. ¿Cree que exagero? Vaya y pruebe. Los argentinos entregan al estado 50 pesos de cada 100 que ganan con su trabajo. Como dice Kundera “La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”. La bella Arezzo no olvida y circula la leyenda que los espíritus de las víctimas de la sangrienta rebelión patrullan por las noches las apacibles noches de la Toscana. Argentina tuvo su propia rebelión hacia fines del siglo XIX, pero quedó en el olvido. ¿Será eso bueno o malo? Y otra vez la respuesta depende de quién responda. ¿Usted que diría?